El cerebro de Qin Chu no pudo reaccionar lo suficientemente rápido, ya que nunca había pensado que ella tomaría la iniciativa y lo besaría.
Para cuando pudo reaccionar y quiso reciprocar el beso, este ya había terminado.
Huo Mian se alejó de él y se relamió los labios. Se veía muy atractiva.
—Entonces, amo Qin. ¿Puedo ir a beber con Lingling ahora?
Huo Mian miró a Qin Chu fijamente.
—Que trampa de azúcar. Eres buena —respondió, mirando su rostro.
Huo Mian carcajeó ruidosamente, claramente entretenida.
—¿Zhu Lingling te enseñó esto? —preguntó Qin Chu.
—¿Tú crees que ella es más inteligente que yo? — preguntó Huo Mian de vuelta.
Qin Chu mordió su lengua.
—¿Qin Chu?
—¿Si?
—¿Puedo salir a beber solo por esta vez? No beberé mucho, solo unos cuantos vasos, ¿por favor?
Huo Mian frunció sus labios como un bebé por primera vez. Su voz era tierna y suave, y casi derritió el corazón de Qin Chu cuando la oyó.
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