—Esto es imposible...
El Conquistador de Sangre miró al enrojecido horizonte mientras gritaba con el hacha de guerra en la mano.
Aunque no podía ver la situación exacta de la Deidad de los Dioses, ya fuera el huracán rojo que se acercaba a los firmamentos, o los sucesivos sonidos de la explosión, todo esto significaba que la situación no era optimista. Como uno de los primeros señores de la raza en mejorar, él fue el primero en ver la "lluvia ardiente" hecha por el hombre. En su memoria, sólo las calamidades de la región de Piedra Negra producirían tales fenómenos de un mundo resonante y llamas que llegaran hasta el cielo.
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