Rayo viajó de un lado a otro entre Ciudad Fronteriza y las colinas del sur, sosteniendo un pergamino en sus manos que estaba casi terminando.
Esta fue su tarea recién recibida. Junto con Soraya, tuvo que dibujar un mapa de la Región Occidental.
Volando junto con Soraya, su altitud se redujo significativamente, lo que dificultó el vuelo sobre el bosque. Así que ella primero pintaría un bosquejo de la topografía, y luego Soraya dibujaría una imagen más exacta. Al usar su pluma mágica, el mapa parecía una vista aérea, cada detalle parecía cobrar vida.
Rayo planeó regresar a Ciudad Fronteriza después de que se llenara el pergamino. Varios meses de práctica la habían hecho volar mucho más rápido. Su alteza Roland calculó que Rayo podría volar ciento veinte kilómetros por hora a toda velocidad. A esta velocidad, cualquier fuerte viento entrante hacía casi imposible que abriera los ojos.
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