La verdad que se oculta detrás de la piel
Me sentía muy caliente y eso me llevó a tocarme un poco con mis dedos en la entrepierna, mordiendo la sábana para no dejar escapar mis gemidos. Sería vergonzoso que me viera tocándome. Sentía que estaba cerca del clímax, así que me paré y me arrodillé en el suelo, quitándome el short de la pijama y poniendo el tapete que estaba al lado de mi cama.
Mordí más fuerte el colchón cuando llegué a mi orgasmo, sintiendo cómo mis fluidos bajaban por mis piernas. Deje escapar un leve gemido y, al mismo tiempo, mis piernas temblaban. Caí al piso, sentada, mientras mi respiración se agitaba. Miré hacia mi esposo para asegurarme de que no se había despertado.
Después de eso, me levanté y fui al baño, donde tomé un paño para limpiar mis piernas. Cuando terminé, regresé a mi cuarto, metí el tapete mojado debajo de la cama, me puse de nuevo el short de mi pijama y volví a acostarme hasta quedarme profundamente dormida.
Al día siguiente, me desperté y noté que mi esposo ya no estaba; había tenido que madrugar para ir a su trabajo. Al salir de mi cuarto, fui a la cocina, donde mis hijos ya estaban desayunando para irse al colegio. Cada uno me saludó y me dijeron que mi esposo les había comentado que llegaría un poco más tarde porque tenía reuniones en la compañía.
Camilo_Cano · Teen