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Sobreviviendo al fin del mundo en Latinoamérica

El caos se desato en todo el mundo, múltiples brechas dimensionales se han abierto y de ellas monstruos han invadido la tierra. Los intentos de defensa han fracasado y tratando de sobrevivir en latino américa un lugar donde los corruptos y criminales abundan se encuentra Leo un estudiante de ingeniería que era bombero voluntario con múltiples cicatrices mentales y una gran determinación se enfrenta al mundo para proteger a los que ama.

EXCALIBUR_st · Fantasia
Classificações insuficientes
102 Chs

Capítulo 48 – Extendiendo la estadía

Ayudé al niño a incorporarse y me fui sin decir ni una sola palabra. Recorrí los pasillos del hospital, pero no había nada que destacar. Todo lucia normal. Gente conversando, niños jugando y madres cuidando a sus niños.

No fue hasta que vi a Alejandra que me detuve un poco. Tenía ojeras en ambos ojos talvez por el hecho de que no durmió ayer. Encima está lavando la ropa de todos. Sin embargo, no me moleste en decir nada y me fui a bañar. Debía de limpiarme y cambiarme de ropa. Esta ropa ya estaba apestosa por el sudor.

Ya me había memorizado por completo la ruta a los vestidores por lo que fui directo. En el camino me tope a Mario el carnicero que estaba fumando como de costumbre. Me ofreció un cigarrillo a lo que le rechacé el gesto. Nunca e tocado un cigarrillo en mi vida y no estaba pensando en iniciar un nuevo vicio.

Finalmente había llegado a las duchas. Aquí no había mucha historia que contar. Fue una ducha rápida y refrescante. Una vez limpio finalmente pude ir a cocinar algo. Mi estomago ya estaba empezando a pedirme comida por lo que regrese inmediatamente a la sala de emergencia.

Sonia se encontraba dentro revisando a Melissa con el estetoscopio y checando su temperatura. No veía a Julia por ningún lado. No estaba preocupado por ella ya que sabía que podía cuidarse sola.

Leo: ¿Cómo esta?

Sonia se volteó al escuchar mi voz y dijo.

Sonia: Me sorprende la velocidad con la que se recuperó tu hermana. A una persona normal le toma mucho más tiempo el sanarse de un caso de Dengue. Sin embargo, me gustaría tenerla en observación un par de días más.

Leo: No hay problema. Lo más importante para mí es su salud. ¿Por qué no te quedas a comer? Voy a cocinar.

Sonia: Gracias. Aceptare la oferta ~

Saque artículos de mi inventario. No lo saque en frente de ella y simplemente aparente con una mochila. Saque pasta, cebolla, ajo, pimiento, tomate, pure de tomate, orégano, albaca y carne molida. Eran los ingredientes necesarios para hacer espagueti. Este era uno de los platos favoritos de Julia.

Empecé cortando la cebolla en brunoise junto con el pimiento y ajos. Posteriormente corte el tomate en concasse y lleve a sofreír junto con todas las demás verduras. Cuando ya estaba todo sofrito añadí la pasta de tomate y las hiervas secas. Tape y puse a cocer la pasta. En este punto ya había un agradable olor en toda la sala de emergencia.

Melissa y Sonia ya estaban prácticamente babeando por la comida. Si la pasta y la carne no estuviera cruda estoy seguro que ya se lo habrían comido todo. Añadí la carne molida al sartén donde está la salsa y esperé a que se integrara y cocinara. Rectifique con sal y pimienta, aunque no necesitaba mucho. La salsa estaba increíblemente deliciosa.

Mientras esperaba a la pasta Julia había entrado a la sala de emergencia uniéndose a Melissa y Sonia. Alejandra llego después junto con Diana afortunadamente hice suficiente para todos. Escurrí la pasta y mezclé un poco de mantequilla. Les serví la pasta con la salsa por encima dándole un buen aspecto.

Todas empezaron a comer. Diana y Sonia estaban derramando lágrimas de felicidad. No todos los días comían con nosotros por lo que no disfrutaban de estas comidas todos los días. Era divertido y triste verlas así. No conocía a ninguna persona que fuera tan caritativa hacia el prójimo como ellas dos.

Poco tiempo después los platos estaban vacíos. Sonia y Diana se despidieron de Melissa, Julia y Alejandra marchándose a sus habitaciones.

Julia: Leo… ¿Qué vamos a hacer ahora? Melissa esta casi recuperada…

Leo: No lo sé aún. Mi plan era dirigirme al norte y talvez podríamos irnos a otra ciudad.

Julia: Estoy preocupada por mi padre ¿podríamos ir a la ciudad G?

Leo: Por mí no hay problema ¿Qué opinas Alejandra?

Alejandra: ¿Yo?

Leo: Si tú. Eres parte del equipo después de todo.

Lagrimas empezaron a brotar del delicado rostro de Alejandra y con dificultad dijo.

Alejandra: Sob… Vamos… Sob

Creo que podía entender los sentimientos de Alejandra. No iba a interferir en nada, pero me sentía culpable por lo que le paso. Así que me iba a asegurar que estuviera sana y salvo.

Julia me ayudo a lavar los platos. Esta vez no íbamos a dejar a Alejandra hacer guardia sola durante la noche entera otra vez.

Durante el primer turno no paso nada. Desperté a Julia y cambiamos de lugar. Cerré los ojos y me quedé profundamente dormido.

Mi conciencia fue transportada a un jardín lleno de flores en donde vi el candente cuerpo de Leila con su lindo vestido negro. Tenía las piernas cruzadas mientras disfrutaba de una taza de lo que parecía ser té.

Leila: ¿Te vas a quedar aquí toda la noche o preferirías hacerme compañía? ~

Leo: ¿Dónde estamos?

Leila: En tus sueños~

Leo: ¿Cómo?

Leila: Me canse de que pases mucho tiempo con Julia. Sabes yo también quiero ser mimada~

Leila se levantó de su silla y me jalo llevándome a un claro en donde se sentó. Todo a mi alrededor empezó a cambiar y pronto el paisaje cambio por completo. La vista pintoresca de un campo de flores paso a ser la vista del atardecer en una playa paradisiaca.

El vestido de Leila también cambio y ahora era blanco. El vestido elegante y hermoso se convirtió en un pareo de playa con sombrero que iba a juego.

Leila: ¿No está lindo el atardecer? ~

Me senté alado de Leila a lo que Leila respondió apoyando su cabeza en mi hombro. Pase mi brazo abrazándola por el hombre y pronto una charla agradable empezó entre nosotros. No teníamos muchos temas por hablar ya que no nos habíamos conocido por mucho tiempo en persona y aunque ella conocía prácticamente todo sobre mi, yo no sabía absolutamente nada de ella.

Cuando el sol estaba a punto de desaparecer Leila y yo nos miramos con claros sentimientos en nuestros ojos. Decidiéndonos llevar por el instinto nuestros cuerpos empezaron a acercarse gradualmente hasta que nuestros labios se superpusieron y un beso sucedió. A diferencia de esta última vez este beso cargaba mucho más peso emocional que la lujuria que sentía por ella. Solo con tocar sus suaves y cálidos labios mi corazón pareció estallar en un mar de emociones. Haciendo que gradualmente nos perdamos en esta atmosfera de amor y calidez.

Si se preguntan Julia está sintiendo lo que está sucediendo y está muy enojada y triste con Leo. Tenía una mano en su corazón apretando su blusa. Sollozaba en silencio para no despertar a Melissa y Alejandra que estaban durmiendo.

¿Por qué? ¡No quiero sentirme así! ¡Lo odio!