—¡Uuf! —Se aplicó aceite corporal en su cuerpo, cuidando de sí misma antes de acostarse en la cama y arroparse, dejando el teléfono móvil a un lado sin prestarle atención.
No le creía que se verían mañana, esa voz no sonaba como si estuviera en un vuelo, sino más bien en su casa.
Viajar de allí para acá le llevaría al menos treinta y seis horas, pero ella no sabía que él ya llevaba unos días en el país.
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Después de tres horas, finalmente el anciano despertó solo para encontrarse en el sofá, se frotó suavemente la frente hacia los ojos, sintiendo fuertes dolores de cabeza.
—Anciano, te acompañaré a tu dormitorio... —Huo Qi se levantó de donde estaba sentado y caminó hasta su lado antes de sostenerle el brazo para ayudarlo a sentarse erguido antes de que pudiera pararse.
—Está bien... —con Huo Qi, fue escoltado de regreso a su dormitorio, Huo Zheng, Wei Tang y Cheng Yi aún estaban sentados en el sofá trabajando.
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