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Cap. - 16 -

El tiempo pasó y la noche cayó en Riverwood. Tal y como había ordenado Violet se hicieron los preparativos para despedir a las personas que murieron durante el combate, gran parte de los aldeanos estaban presentes, llevaban consigo una vela en la mano, tan grande fue la cantidad de velas que llegaron a iluminar la noche, acompañado también del llanto de los seres queridos que perdieron la vida, al frente de las personas estaban Violet junto con Lisa y Wayne y algunos soldados que procedieron a crear armas de fuego y a la orden de Violet dispararon al cielo, tres veces dispararon dándole así un entierro honorífico a los muertos.

Claro está, entre las personas se encontraban los chicos junto con Mary, Jayden servía de apoyo a Max quien al recordar los acontecimientos que llevaron a la muerte de su padre, lloró y dijo:

—Lo siento padre, lo siento. Te prometo que no te defraudaré.

Jayden lloró en silencio.

Una vez finalizado el entierro Violet se acercó a los chicos y dijo:

—Lamento no haberlos ido a ver más temprano, estaba atendiendo otros asuntos en la villa, me tomó más tiempo de lo que creí.

—No hay problema, lo entendemos, solo hay que ver los alrededores para darse cuenta del trabajo que hay que hacer. —Le responde Jayden—

—Aun así, me disculpó, yo pedí ayuda a los presentes, y la verdad es que si no hubiese sido por ellos estaríamos enterrando a más personas esta noche. Su padre fue un héroe para esta villa, recuerden eso siempre.

—Gracias. —comentaron ambos hermanos.

—Quisiera recompensarlos con algo, pidan lo que quieran y si está en mis posibilidades se les dará.

En ese momento ambos hermanos se vieron en a la cara y ya teniendo una idea de que pedirán dijeron en unísono:

—Si es posible nos gustaría que repararán la taberna Blue Bird.

Mary al escuchar esto se sorprendió y de inmediato les replicó:

—Chicos no se preocupen por mí, tengo algo de dinero ahorrado, pidan algo para ustedes.

—Es lo que queremos, y estamos seguros que es lo que nuestro padre querría. —Le respondió Max.

—Así es, Lady. Violet, por favor restaure la taberna. —agregó Jayden.

—Si así lo desean; pueden darlo por hecho.

—Muchas gracias chicos, gracias. La taberna significa mucho para mí. —dijo Mary con lágrimas en sus ojos.

Los chicos se limitaron a sonreír al ver la reacción de Mary, Violet observando el comportamiento de los chicos durante estos días y reconociendo la situación en la que estaban actualmente exclamó:

—Si ustedes lo desean pueden formar parte de mi tripulación, estaría encantada de tenerlos en mi equipo.

—Eso suena genial, —agregaba Lisa quien recién se unía a la conversación— serían de gran ayuda.

—Se que aún no tienen completados sus tatuajes, pero Wayne podrá instruirlos en el arte de los piratas mientras se completan.

Los chicos se quedaron atónitos, no esperaban esa invitación y la verdad es que sonaba muy tentadora, forma parte de la tripulación de un Vandergate era un gran honor, pero a la vez recordaron la invitación que les había hecho Mary de quedarse con ella, por lo que voltearon a verla, ella con una sonrisa en el rostro comprendiendo la expresión de los chicos dijo:

—Me duele admirar la derrota, pero creo que es lo mejor para ustedes, sin embargo, mi casa siempre estará abierta para ustedes.

Dándole un fuerte abrazo a los chicos agregó:

—Ustedes son parte de mi familia ahora, mis pequeños hermanos.

La calidez del abrazó junto con las sinceras palabras de Mary calaron hondo en los chicos al punto de hacerlos llorar a ambos, abrazando con fuerza a Mary dijeron:

—Muchas gracias, Mary.

—Gracias, Mary.

Y con eso ambos chicos se dieron la vuelta y limpiándose las lágrimas de los ojos respondieron a Violet:

—Lo lamentamos, pero no podemos aceptar tu invitación.

Lisa y Mary se quedaron pasmadas, no lo dijeron, pero en su rostro había un gran: ¿Qué? Pero ¿qué ha pasado? Violet en cambio solo se puso a reír.

—Ja, ja, ja. Lo entiendo, bueno al igual que Mary he de decir que mi invitación seguirá abierta, el día que quieran unirse a mí tripulación serán bienvenidos.

—Muchas gracias Violet. —Responde Max, tras lo cual recibe un golpe de su hermano quién rectifica—. Es Lady. Violet.

Entre risas el grupo se despide, Violet y Lisa se marchan con su tripulación a seguir trabajando en los asuntos de la villa mientras que Mary y los chicos se dirigen a un hospedaje que se había dispuesto para las personas que habían perdido sus hogares. Llena de curiosidad Mary les preguntó:

—¿Por qué no aceptaron la invitación de Lady. Violet?

—Tenemos otros planes. —Respondió Jayden.

—¿Cuáles son? Si se puede saber.

—Descuida te lo íbamos a contar en cuanto lleguemos al hospedaje. —Le responde Max.

—De hecho, necesitamos tu ayuda. —Agrega Jayden.

—Está bien, —responde tímidamente Mary—, ¿qué tengo que hacer?

Los chicos procedieron a explicar con lujo y detalles sus planes a Mary quien aceptó ayudarlos y así el día finalizó y un nuevo amanecer llegó y con ello el día en que William Vandergate pagará por los crímenes que cometió hacia la corona con su muerte.

Para evitar cualquier revuelta de parte de la villa, pues se esparció el rumor de que William fue quien los salvó de parte de los guardias de Rockwood, Violet decidió llevar a cabo la ejecución cerca de su flota. Violet había colocado a su tripulación a los alrededores para evitar cualquier ataque sorpresa y tal cómo le había indicado a William, ella esperaba arriba de la tarima la llegada de su hermano para ponerle fin a su vida.

Wayne y Lisa escoltaron a William de la celda a la tarima, en cuanto los vio, William dijo:

—Mis viejos amigos, los miembros más fuertes de la tripulación de mi hermana, es para mí un honor.

—No lo es para nosotros —le respondió Lisa— no tienes ni idea por todo lo que ella ha pasado por tu culpa.

—Nunca fue esa mi intención.

—¿Que creíste que pasaría tras matar al hijo de un duque y robar una flota categoría cuatro? —preguntó Wayne, retóricamente claro está—. Que le darían un premio a tu familia.

—Tuve mis razones para hacer lo que hice.

—Todos los tienen, ¿no es así? Sino nadie haría nada. —le refutó Lisa con desdén.

Wayne procedió abrir la celda y colocarles unos grilletes a William que impedían que este usará sus habilidades, debido al resentimiento lo apretó tanto que casi cortaban la circulación de la sangre.

—Espero que no estén tan ajustadas. —Le dijo.

—No lo están.

Con eso Wayne y Lisa llevaron a William hasta la tarima donde esperaba Violet, una vez ahí Violet procedió a cubrir la cara de William con un saco y colocar la cuerda en su garganta y exclamó:

—El día de hoy se hará justicia, con la muerte William Vandergate se pagará el error de sus pecados hacia la corona, para tal fin yo, Violet Vandergate serviré de verdugo.

Con una voz baja a la que sólo William pudo escuchar, Violet dijo:

—Adiós hermano, te extrañaré.

—Adiós, hermanita.

Y con eso Violet jalo la palanca que dejó caer a William, la cuerda empezó a sofocar a William mientras que él luchaba por respirar algo que se dificulta con el paso de los segundos, en eso un grito se escuchó desde atrás, provenía de uno de los soldados quien venía corriendo a más no poder hacia la tarima gritando:

—¡Un dragón! ¡Viene un dragón!

Y en efecto, aquel animal venía en camino dirigiendo sus llamas hacia el suelo, creando una línea de fuego, Violet dio orden a que derribaran al dragón pero poco podían hacer antes sus llamaradas que consumía cualquier proyectil que le lanzarán, el objetivo del dragón era William por supuesto, por lo que Violet se quedó en la tarima y en cuanto el dragón llegó rodeo la tarima con fuego evitando que alguien más se acercará, estando enfrente de la bestia Violet se dispuso a luchar, pero sus heridas aún no habían sanado por lo que la rapidez a la que estaba acostumbrada a pelear no lo acompañaba en ese momento, el dragón aprovechó su ventaja y arrancó la viga donde estaba amarrado la cuerda que sostenía a William con sus cuatros patas y se marchó del lugar.

En cuanto alzó vuelo, Violet observó aquel que sería el compañero del dragón, el misterioso cazador no era otro que Max. Con una sonrisa en su rostro Violet solo se limitó a decir para sí misma:

—Maldito bastardo. —refiriéndose a William.

Violet se dio cuenta del por qué los chicos había decido rechazar su invitación a lo que agregó:

—Me has vuelto a ganar.

Casi de inmediato Wayne y Lisa se acercaron a Violet y exclamaron:

—Danos órdenes para ir detrás de él, todavía podemos alcanzarlos.

Pero Violet ya había tomado una decisión:

—No, no lo sigan.

—¿Por qué no? —preguntó Lisa.

—Me cuesta admitirlo, pero si no hubiera sido por él, estaría muerto en estos momentos, yo junto con otra gran parte de la villa, lo dejaré ir solo por esta ocasión.

—¿Está segura de esto? —Le inquirió Wayne.

—Sí, junta a los hombres, que vuelvan a trabajar en la villa, también traigan al cazador Leo Grant ante mí, quiero interrogarlo.

—De inmediato —contestó Wayne y dejó a solas a Violet y Lisa.

—¿Quién montaba al dragón? No hay ningún miembro de la tripulación de William que tenga uno, no lo sé. —preguntó Lisa.

—Pues ahora lo hay, recién se le unió, probablemente ayer.

—¿Cómo lo sabes?

—Me lo contó un pajarito, ven vamos, quiero que me acompañes a interrogar al cazador.

—Está bien.

En eso, Violet se detiene y curiosa le pregunta a Lisa:

—Los chicos, ambos eran piratas, ¿verdad?

—Que yo sepa sí, ¿por qué la pregunta?

—No, por nada.

Y siguió su camino, creyendo haberse equivocado a la hora de ver sus tatuajes, por qué era imposible que un pirata montase un dragón y menos que formará una alianza con uno.

A unos kilómetros de ahí, Jayden esperaba a que su hermano y William llegarán, gracias a las indicaciones que Mary les dio encontraron un punto limpio de árboles en lo profundo del bosque, lugar donde trataron de ocultarse de la nave de Violet por si llegasen a perseguirlos. Al lado de Jayden también había dos grandes bolsos llenos de provisiones que Mary consiguió para ellos.

En cuanto el dragón apareció en el cielo, Jayden empezó a agitar sus brazos a lo que el dragón baja al lugar donde estaba. Una vez en el suelo Jayden procede a retirar la cuerda y el saco con el que habían cubierto el rostro a William quien empezó a toser con fuerza aliviado por respirar de nuevo y cuando por fin se recuperó dijo:

—Muchas gracias por salvarme, estoy agradecido, pero si hubieran llegado un poco antes lo estaría más, pensé que iba a morir.

—Lo siento por eso, es la primera vez que monto un dragón —le respondió Max.

—Aún sigue esa bestia contigo, supongo que lo del tatuaje era cierto, creí que desaparecería con el tiempo.

Max procede a quitarse una venda que cubría su mano derecha y le muestra el tatuaje a William:

—Aún lo tengo conmigo.

—Nunca he visto algo así, una persona con ambos tatuajes… es una locura. Bueno gracias por salvarme, pueden quitarme estos grilletes para irme.

—Aún no, queremos pedirte algo. —Comentó Jayden.

—¿Qué?

—Queremos formar parte de tu tripulación. —Respondieron los chicos al unísono.

—¿¡Qué!? No, claro que no, yo no acepto a niños en mi tripulación. Ahora suéltenme por favor.

—No lo haremos hasta que aceptes llevarnos contigo.

—¿Por qué debería aceptar eso?

—¡Acabamos de salvarte la vida!

—Sí, y… yo los salve durante la pelea en Riverwood, ¿lo recuerdan? No les debo nada, ahora suéltenme.

—A mí no, yo gané mi pelea —responde Más, a lo que Jayden y William lo miran fijamente como diciendo: No te metas.

—Yo los protegí, te desperté en Riverwood y te dije que cubrieras la mano derecha de tu hermano, sino lo hubiese hecho tú hermano estaría ahora mismo en la capital bajo observación, ustedes me deben a mí.

Le dijo William a Jayden y es que antes que los encontrarán, William despertó a Jayden a punta de cachetadas y le dio la siguiente orden:

—Jayden tu hermano le pasó algo raro, no sé cómo explicártelo, pero pase lo que pase, no dejes que Max descubra su mano derecha.

Jayden medio consciente en el momento accedió a seguir la orden de William solo para descubrir más tarde el tatuaje de cazador que tenía Max.

—Lo sé, —dijo Jayden— y por eso queremos seguirte, tú eres el único que puede encontrar una respuesta a lo que le sucedió a mi hermano.

—No lo haré, mejor vayan con sus padres.

—Está muerto —comentó Max— murió en la pelea con el cazador, se sacrificó por mí.

—Lo lamentó, no lo sabía, chicos escúchenme por favor, yo no puedo reemplazar a su padre y por mucho que me intrigue el tatuaje de cazador de Max, no tengo ni la menor idea de cómo pasó, eso puede ser maligno hasta contagioso, yo de Jayden te abandonaría mientras duermes y lo digo en serio.

—¿¡Qué!? —Max observa de inmediato a Jayden rogando que esas no sean sus intenciones, Jayden lo observa y dice—: No te abandonaré, William, digas lo que digas no te soltaremos hasta que aceptes llevarnos contigo.

Harto de la situación William responde con seriedad:

—Si no me sueltan romper los grilletes les daré una paliza.

Al ver la seriedad de William, Max dice:

—Será mejor que hagamos lo que dice, no quiero que de una paliza. —Pero Jayden no quería ceder y comentó—: No lo hará, si pudiera soltarse de los grilletes lo hubiera hecho para escaparse.

—Es cierto, tienes razón.

Viendo que los chicos no cedían William exhaló y bajando los hombros se rindió, y a continuación dijo:

—Está bien, pueden acompañarme, pero tienen que saber que los que les espera no será nada fácil, pasarán situaciones mil veces peor que la que vieron en Riverwood, no les garantizo que vivirán mucho, si aun así quieren venir conmigo los dejaré acompañarme.

Los chicos no tardaron ni un segundo en responder afirmativamente ante la propuesta de William quien con cara de haber cedido ante un capricho de un niño exclama:

—Está bien.

—Vez no era tan fácil —dijo Jayden con aires de superioridad tras haber salido victorioso— permíteme y suelto los grilletes.

Sin embargo, para sorpresa de los chicos, William rompió los grilletes que lo apresaban, tomó las bolsas con las provisiones y les dio órdenes a los chicos que lo siguieran, pero ellos estaban asustados, se dieron cuenta que William nunca estuvo en dificultades, a lo que Jayden pregunto:

—No es justo, entonces ¿por qué?

William solo empezó a reír y en respuesta a Jayden le comento:

—Estaba esperándolos. Vamos, empiezan a caminar sino los dejó y Max dile a tu dragón que nos siga desde las alturas, me da cosa caminar a lado de una bestia.

Los chicos empezaron a ir tras William mientras que el dragón alzó vuelo y es así como estos dos jóvenes piratas se unieron a la tripulación de William, el pirata más buscado en todo el reino.

Wayne por su parte llevó a Leo Grant, que ya estaba recuperándose y había recuperado también la razón, ante Violet Vandergate, que esperaba en una sal de su nave, sentada tras un escritorio que Lisa le había ayudado a mover desde su ubicación inicial, frente a la ventana, para que, al entrar por la puerta, diera la impresión de hallarse en una especie de tribunal. Violet no estaba segura de que Leo quisiera colaborar, y quería impresionarla lo máximo posible.

—Lady. Violet, he traído conmigo al cazador Leo Grant, tal como lo ordenó —anunció Wayne.

—Te lo agradezco Wayne, hazlo pasar.

—A sus órdenes. —Y al instante empujó ante él a Leo, a quien había esposado, por precaución, con unos grilletes recubiertos de Lonsdaleíta, los mismo que llevaba William.

El prisionero no tenía buen aspecto. Llevaba varias zonas del cuerpo vendadas y le habían colocado una especie de collarín alrededor del gaznate. Se le veía muy cansado, y Violet pensó que no quedaba nada en él del gran cazador que seguramente había sido. No obstante, se obligó a sí misma a recordar que aquel hombre había atacado la villa con su compañero y que a punto estuvo de destruirlo absolutamente todo. No quería que la pena la hiciera parecer débil.

—Mi nombre es Violet Vandergate —se presentó, esperando que el hombre reconociera el nombre—, soy la persona que va a juzgarte hoy, ¿cuál es tu nombre?

—Leo Grant, señora—contestó Leo, sin alzar la vista del suelo.

—¿Tienes algo que decir en tu defensa?

—No.

A Violet no le gustaba que le mintieran, y su expresión se endureció.

—¿No? —insistió.

—Violet… —dijo Leo, y Wayne le interrumpió al instante:

—¡Habla con respeto cazador!

—Su señoría —rectificó Leo, mirando a Violet por primera vez—, mi amigo Svart fue obligado a entrar en modo Raseri por una persona encapuchada que le mostró un cristal rojo, pero no tengo forma de demostrarlo.

¿Un encapuchado? Violet pensó en el desconocido que le había hablado William, y supuso que se trataba del mismo sujeto. Leo continuó:

—Ese sujeto era extraño, no poseía ningún tipo de olor, ni presencia, era como si él no estuviera ahí, y cuando Svart lo mordió no mostró ningún tipo de dolor.

Wayne intervino:

—¿Crees que puedes rastrearlo?

Leo lo miró con desprecio, pues la pregunta era una estupidez, pero contestó igualmente, dirigiéndose a Violet:

—Rastrearlo será prácticamente imposible si no posee ningún olor, su señoría.

Violet había oído que ese cazador era realmente bueno, y que su lobo había logrado derrotar a un dragón, así que insistió:

—Lo sé, pero tú no querrás que se salga con las suya, ¿verdad?

Leo, obviamente, no quería eso.

—Entonces, permíteme preguntarte de nuevo, ¿puedes rastrearlo?

Y, aunque no estaba seguro de que eso fuera posible dadas las características especiales de la presa, asintió.

—Si usted me libera, y da tiempo para que Svart sane, sería capaz de encontrar a ese bastardo.

Era exactamente lo que Violet esperaba, y tenía una oferta preparada para Leo:

—Estupendo, no esperaba menos de un gran cazador como tú —empezó—, y, dime, ¿te gustaría formar parte de mi flota? Estarías bajo el mando de Lisa, la tercera al mando en mi flota, y esto significa tu libertad. Si, en cambio, rechazas la oferta, tendrás que ir a un calabozo por el resto de tu vida y tu amigo será ejecutado.

Leo sonrió por primera vez desde que había salido de su encierro y pensó que, aunque esa mujer era una pirata, estaba brindándole una buena oportunidad. A Leo le gustaba esa manera de negociar, y si seguir a Violet significaba poder vengarse lo haría con gusto. A fin de cuentas, estar vivo y junto a Svart tenía pinta de ser una opción mucho mejor que estar muerto en vida en una celda de cualquier prisión del Reino.

Así pues, cerraron el trato, y, mientras Wayne abría los grilletes que ceñían las muñecas de Leo, Violet le dijo:

—Bueno, que así sea, bienvenido a mi flota, Leo Grant.

Leo se frotó las doloridas muñecas, aún marcadas por los hierros, y alguien llamó a la puerta. Violet ordenó a Wayne que abriera y Lisa, con la cara blanca como si hubiera visto un fantasma, entró corriendo.

—Lisa, ¿qué ha pasado?, ¿por qué estás tan pálida?

En la voz de Violet se notaba no solo la curiosidad de la jefa, sino también la preocupación por su amiga, y Leo, que era muy observador, no pudo dejar de notarlo y de guardar esa información por si podía usarla más adelante.

Lisa se había parado en el medio de la estancia e intentaba recuperar el aliento. Violet se impacientaba:

—¡Habla de una vez!, y tú, Wayne, una silla y un vaso de ceiba para Lisa.

Lisa se sentó, bebió un sorbo de la ceiba que Wayne le había servido y empezó a explicarse.

—Se trata del Señor Arthur, Violet…

—¿Señor Arthur?, ¿qué ha hecho ahora?

—¡Está muerto! —paró un segundo para respirar y, más tranquila, continuó—, la nave en la que el Señor Arthur Hall viajaba explotó en pleno vuelo, todos murieron.

—¿Qué?

—La familia Hall quiere una explicación de lo sucedido, te han citado a un encuentro en Xiuzo, Violet.

Así que se trataba de eso, querían colgarle el muerto a ella. Todos los presentes eran conscientes de la gravedad del asunto, incluso Leo, que fue quien rompió el silencio:

—Lady. Violet, ¿es demasiado tarde para que cambie de opinión?

Y así el camino que había visto aquel que llaman el "oráculo" fue establecido, el reloj de arena ha empezado a moverse y solo queda un camino por seguir, uno que llevara a nuestros protagonistas hasta la guerra con los mismísimos "Antiguos", pero no te preocupes, yo te seguiré relatando sus hazañas hasta el final.