—Nada —dijo Qin Chu, regresando inmediatamente a la realidad.
—¿Cómo puede distraerte "nada"?
—Es solo que súbitamente recordé algunas cosas que ocurrieron en Estados Unidos y eso me puso algo emocional.
—¿Eh? ¿Significa eso que alguna chica en E.E.U.U fue de compras y a comer contigo?
—No, no había ninguna chica en Estados Unidos. No existen mujeres allí—respondió Qin Chu de manera firme.
—Te creo.
Al ver la explicación sincera de Qin Chu, Huo Mian decidió dejar de molestarlo. Luego de que los dos terminaron de comer, pasaron por la mesa de helados de una niña pequeña. Incapaz de resistir la insistencia de Huo Mian, un helado de vainilla apreció entre las manos de Qin Chu. Huo Mian, por otro lado, pidió uno de chocolate. Sin embargo, luego de un par de tragos, se encontró con que no era suficiente.
—Cariño, déjame probar el tuyo.
—No, lo llenarás de saliva —dijo Qin Chu rechazándola.
Apoie seus autores e tradutores favoritos em webnovel.com