—Espera, espera, señorita... Tengo información valiosa que podría ser de tu interés —el hombre intentó atraerla con la promesa de su conocimiento.
Scarlett fijó su mirada en el hombre, escudriñando sus ojos en busca de señales de engaño. Para su sorpresa, detectó la verdad en sus palabras. Al instante, su interés surgió.
—Está bien, pero más te vale que sea realmente importante. De lo contrario... ¡me aseguraré de que tu carne se convierta en alimento para las bestias hambrientas de la montaña! —Su voz era suave, pero suficiente para enviar un escalofrío por la columna vertebral del hombre, casi haciéndole perder el control de su vejiga.
—Lo sé, señorita. Por favor, por favor, escuche... —suplicó el hombre, limpiándose la sangre de la boca.
La paciencia de Scarlett se agotaba, —¡Entonces habla ya!
—Nuestro jefe envió otro equipo altamente cualificado para localizarla —reveló, su voz llena de urgencia.
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