—Ning, no te preocupes por mí. Sé qué hacer —respondió Han Xiner con confianza.
Tras un momento de silencio, Tangning dejó escapar una risita.
—Bei Chendong tiene un ego demasiado grande. Aprovecha esta oportunidad para enseñarle una lección: si de veras tienes la intención de pasar el resto de tu vida con él, no seas débil ni cedas tu posición.
—Está bien Ning, lo comprendo.
Después de hablar con Tangning, Han Xiner se puso inmediatamente en contacto con los medios de comunicación. Sin embargo, como ya tenían pruebas sólidas de que Bei Chendong había besado a aquella mujer misteriosa, Han Xiner les dijo directamente:
—No podemos darles una respuesta ahora mismo, pero pronto compartiremos con ustedes algunas buenas noticias.
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