Las confiadas palabras del Demonio no se habían escuchado antes entre la multitud. Todos, incluyendo a los ciudadanos, conocían la fuerza de los Jefes de Clan y los que estaban en la cima de la jerarquía.
Los ciudadanos comunes siempre vivían con el temor de poder faltarle el respeto a un simple Guerrero Pagano y perder la vida por ello. Muchos, si sabían que un Jefe del Clan iba a visitar, preferirían quedarse en casa por miedo a enfurecer a cierto individuo.
Aquellos que eran Guerreros Paganos lo sabían aún más, y para aquellos de rango inferior, los Jefes de Clan eran tratados como la realeza. Nadie se atrevería a enfrentarse a ellos.
Y aquí estaba una sola persona que no mostraba temor alguno, y estaba empezando a hacer honor a su apodo, el Demonio, pero aún más, apoyaban lo que decía.
Los vítores estallaron en el estadio, sacudiendo todo el lugar.
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