``` —No voy a ser definida como una desviada sin lobo. —No seré un peón en los juegos que juegan los Alfas. —Y me niego a ser emparejada con el extraño que irrumpió en mi vida y puso todo patas arriba... —Solo que esa podría ser mi mayor desafío hasta ahora. Esas eran las palabras que Lyla se repetía a sí misma al salir de la gala anual de hombres lobo, empapada en su sudor y sus feromonas. Hace apenas unos días, era una adolescente feliz existiendo en el mundo humano —tratando de pasar la universidad e irse lejos, olvidar todo lo que había pasado y comenzar la vida de nuevo— pero ahora, está en medio de la gala, tendida en el suelo con sus deseos a la vista de todos y el Alfa Ramsey Kincaid —el líder Licano del Trono de la Luna Blanca— extendiendo sus manos hacia ella. Si lo acepta, deshonraría a su familia porque no está en condiciones de mezclarse con nadie, qué decir del líder Licano que estaba fuera de su alcance y si se niega, corre el riesgo de ser enviada a la prisión de la manada por no cuidarse mejor durante su celo —sí, era un crimen para ella estar sin un lobo. Pero cuando él la toca, algo dentro de ella se remueve... ¿Deseos? ¡Sí! ¿Poderes ocultos por la diosa de la Luna? ¡Sí! Y quizás, solo quizás, los movimientos de su lobo perdido cuya voz puede calmar a los lobos feroces y curar... ¿Puede aprender a confiar en este hombre cuya boca dice una cosa y sus manos hablan otro idioma o se convertirá en un peón —una pieza de ajedrez en los juegos que juegan los Alfas? Una cosa es segura: Lyla Woodland había terminado de ser la pequeña y sucia desviada sin lobo de la manada. Es hora de que esta maravilla sin lobo les muestre de qué está hecha. #Amor lento #Profecías antiguas y etéreas #Triángulo amoroso —ML y mejor amiga de FL #Villano enamorado de FL Únete a mi grupo de discord: https://discord.gg/t2w9NgC4 ```
Ramsey
Dos años después.
La luz del Hospital de la Manada brillaba intensamente sobre mí mientras estaba sentado inmóvil en el área de recepción, con las piernas estiradas frente a mí, mirando fijamente el suelo.
Mi ropa estaba manchada de sangre y con rayas rojo oscuro que ya habían secado, pero aún olían frescas en el aire a mi alrededor. Mis dedos envolvían firmemente un collar, el cual sujetaba como un salvavidas; su colgante se calentaba contra mi palma, un gran contraste con el frío que se había instalado en mi pecho.
A mi alrededor, los Doctores y Enfermeras de la Manada, incluyendo Sanadores, se apresuraban entrando y saliendo de los quirófanos, sus rostros tensos con temor... No podía culparlos, tenían dos vidas que salvar.
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