Esta es una historia corta pero que duele toda la vida, narra como es vivir con depresión, es la historia de un dolor silencioso. Tu cuerpo no te responde, te sientes cansado aún estando en cama, tu voz está estancada, tal vez hablas pero sientes que ya no te perteneces, has dejado de dar órdenes y alguien más toma el control de ti y desconecta ese lazo entre tu mente y cuerpo, y no entiendes ni cómo vas a poder explicar esto porque ¿Cómo van a entenderlo? Si ni siquiera tú puedes hacerlo. Antes de salir, tomas una máscara que te ayude a sobrevivir a ese infierno donde nunca hay sol y siempre es invierno. Finges que todo anda bien pues de nada sirve expresarlo ¡A nadie le importa! Y si te preguntan ¿Cómo estás? Es por rutina, en realidad no quieren saberlo y es mejor quedarte callado a que te llamen loco y lo peor es que tienes miedo de creerlo así que trazas esa mueca en el rostro que todos llaman sonrisa