Rain regresó a casa con sentimientos encontrados. Se dio cuenta de que no podía molestar más a Seadrei y necesitaba tiempo para pensar las cosas. Decidiendo darle una oportunidad, intentó usar el escudo, como sugería Seadrei, para probar su influencia. Sin embargo, no funcionó como esperaba. En lugar de sentirse más avaricioso, Rain sintió ira y resistencia surgir dentro de él mientras la sombra parecía luchar contra sus esfuerzos por bloquearla.
Frustrado y preocupado, Rain entendió que mientras intentaba mantener la calma, era porque todavía tenía mucha ira dentro de él. Tenía una presencia y voluntad propias, y sus intentos de resistirla solo parecían provocarla más. Rain sabía que lidiar con este problema no sería una tarea sencilla y que necesitaría encontrar otra manera de enfrentarla y controlarla.
«Tal vez debería intentar la técnica del dragón de la tormenta en su lugar», pensó Rain.
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