En la villa aislada, donde Michael había conseguido que Rain fuera trasladada sin problemas, el caos se desató. Sus hombres estaban en pánico mientras Michael enfurecido, mataba a cualquiera que hubiera cometido el más mínimo error o causado un contratiempo en sus planes.
—¡Les dije que se aseguraran de que estuviera en buen estado! —gritó, su voz llena de furia. Sin dudarlo, apretó el gatillo, acabando con la vida de uno de sus hombres ahí mismo dentro del camión.
Habían pasado ocho horas y Rain seguía inconsciente.
—¡Por favor, Señor! ¡No me mates! ¡Te lo suplico! ¡Seguí las instrucciones para golpear el coche! ¡Juro que no lo golpeé tan fuerte y no sé por qué sigue inconsciente! —el hombre suplicó, cayendo de rodillas. Pero Michael, de mal humor, no mostró piedad y lo mató a tiros.
—¡Limpia este desastre! —ladró a los hombres que quedaban antes de irrumpir en la villa para revisar a Rain.
Apoie seus autores e tradutores favoritos em webnovel.com