Rain nunca había apreciado verdaderamente la importancia de su cumpleaños hasta que cumplió veinticuatro años hoy, rodeada de su recién descubierta familia. Este año fue diferente porque la recibieron cálidamente durante el desayuno y por primera vez recibió muchos regalos.
Sus amigos también llamaron para desearle lo mejor. —¡Deberías tomarte el día libre! —protestó William mientras ella y Alejandro se preparaban para salir al trabajo.
—Hmm, quizás el próximo año, pero no esta vez —respondió ella con una sonrisa. Rain se había acostumbrado a pasar sus cumpleaños trabajando y luego disfrutando de una cena sencilla o una celebración nocturna con sus amigos más cercanos.
—Vamos —murmuró Alejandro, tomando su mano mientras salían juntos de la mansión.
—¡Esos dos son tan perfectos el uno para el otro! ¡Ambos unos completos adictos al trabajo! —la voz burlona de William los siguió escaleras abajo.
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