Tesoros—Ginseng Milenario

Las personas normales solo podían hacer un Contrato de Sangre y un Contrato del Alma una vez en su vida. Podían hacer un contrato igual, y el número de bestias contratadas podía aumentar o no; dependía de sus poderes del alma.

Cuanto más fuerte era el poder del alma de una persona, más contratos podía hacer con las bestias. Sin embargo, no importaba cuán fuertes fueran sus poderes del alma, nunca podrían hacer el Contrato de Sangre con tantas bestias al mismo tiempo.

—¡Realmente eres un monstruo! —Shao Yao se golpeó el pecho con una expresión aterradora.

—¡Esta Señora te comerá! —Ella hizo una cara escalofriante, y sus diez dedos se movieron como las garras de un águila.

Los labios de Shao Yao y de todos los demás se retorcieron ferozmente.

Xiu Wanxue se sintió sorprendida. Tosió para ocultar su vergüenza. Le encantaba jugar mucho, pero desde que descubrió que su personalidad juguetona hacía que la gente se sintiera torpe y molesta, dejó de hacerlo y actuó indiferente.