—¿Cuál es la diferencia entre que yo lo dé y que él lo dé? ¿Por qué estás siendo tan quisquillosa? —Xiao Chengjun miró fríamente a Yingbao.
Yingbao frunció el ceño.
Bueno, realmente no había ninguna diferencia. Pero de alguna manera le molestaba.
Y cada vez que pensaba en el contenido de esas historias, sentía un creciente desagrado por Xiao Chengjun que no podía articular del todo.
Pero a pesar de su disgusto, no era tan tonta como para provocarlo.
—Solo quería preguntar por el viejo señor Li, ¿por qué te enojas? —Yingbao dijo.
Ya que el doctor Li y su nieto no habían vuelto con ellos, era natural que preguntara. Así, cuando volvieran, tendría una respuesta para la familia.
Al oír esto, la expresión de Xiao Chengjun se endureció y paulatinamente contuvo su enojo:
—Podrías habérmelo preguntado a mí también.
Yingbao, al ver que él pedía una copa de vino pero no respondía a su pregunta después de esperar un rato, le recordó impaciente:
—Bueno, ¿no vas a responder?
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