Punto de Vista de Aimee
El calor de los brazos de James alrededor de mí era reconfortante, pero aún podía sentir la tensión en sus músculos, un recordatorio de que la oscuridad aún no había desaparecido. Era como si siempre hubiera algo acechando justo debajo de la superficie, esperando arrastrarlo lejos de mí. Sabía lo duro que estaba luchando, y no quería nada más que quitarle el dolor. Pero por mucho que quisiera creer que podríamos estar juntos sin más problemas, la realidad era mucho más complicada.
Me aparté ligeramente para mirarlo. Sus ojos se encontraron con los míos, y por un momento, solo nos miramos el uno al otro, palabras colgando en el espacio entre nosotros. Había tanto que quería decir, tanto que necesitaba saber.
—James —comencé suavemente, sin querer romper el momento pero sabiendo que tenía que hacerlo—. ¿Y si... qué pasa si no podemos detener la maldición? ¿Y si esta oscuridad no desaparece?
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