—Conduciré yo —le dijo Elías a Aurora mientras se dirigía al lado del conductor del coche.
—¿Estás seguro? Elías asintió y se movió para abrirle la puerta del pasajero, ella entró mientras Bella se sentaba en la parte trasera del coche, tras lanzar un hechizo sobre su vehículo.
Elías seguía mirando el edificio que se alejaba a través del espejo retrovisor hasta que desapareció de la vista.
El grupo de tres viajaba en silencio en el coche, cada uno sumergido en sus propios pensamientos.
¿Cómo habían cambiado las cosas tan rápidamente? Aurora se preguntaba. Se sentía sofocada y bajó la ventanilla.
—¿Estás bien? —Elías la miró brevemente y ella asintió con una pequeña sonrisa.
—Saldrá bien —la aseguró mientras ponía su mano libre sobre la de ella y la apretaba suavemente.
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