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"Planes"

Un capítulo un poco tranqui. Espero les guste aunque parece más un capítulo estilo reyeno.

No olviden dejar su piedra de poder siempre ayudaun montón.

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Luego de la emocionante clase de duelo, un par de días después hubo otro ataque. Esta vez, por suerte, a Harry Potter no lo tenían señalado como el heredero gracias a la intervención de Stephen.

Harry fue quien encontró a Justin Finch-Fletchley petrificado y a Nick Casi Decapitado flotando sin signo de movimiento frente a él. Antes de que Harry pudiera hacer o decir algo, Stephen apareció, le dio una patada y lo ocultó con magia de invisibilidad. Rápidamente se lo llevó, mientras veía a McGonagall saliendo de uno de los pasillos.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó Harry adolorido.

—Idiota. ¿Quieres que te encuentren junto al tipo que estuvo diciendo a gritos que era un mago nacido de muggles? ¡Van a pensar que eres tú el heredero! —dijo Stephen, dándole un golpe en la cabeza.

—¡Pero no lo soy! —dijo Harry defendiéndose mientras se frotaba la cabeza.

—Lastimosamente, sí lo eres. O, en todo caso, uno de ellos —dijo Stephen, mirando fijamente a Harry.

—¿Qu-qué quieres decir con eso?

—En la clase de duelo... tú podías hablar con la serpiente.

—Sí, pero muchos magos también lo hacen, ¿cierto?

—*Suspiro*. No, es extremadamente raro, y si alguien tiene la habilidad, normalmente la ocultan —respondió Stephen, un poco cansado.

—¿Por qué ocultarlo?

—Porque los que lo usaban fueron magos oscuros. Slytherin fue uno, por eso su heredero debería ser alguien con la misma habilidad. En todo caso, no le digas a nadie que puedes hablar pársel —dijo Stephen, mientras dejaba al aturdido Harry y se dirigía a la sala de Gryffindor.

*Suspiro*. Tal vez debería involucrarme más. Aunque nadie morirá, es estresante ver a todos caminando con sospecha por todos lados, pensó Stephen mientras se dirigía al castillo.

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Un par de días después, Stephen estaba ayudando a entrenar a los nuevos estudiantes, algunos de otras casas que se habían unido al patio para aprender. Stephen se extrañó al ver a algunos de Slytherin entre ellos, pero no le molestó. Angelina, Percy y, por alguna razón, los gemelos Weasley, fueron los encargados de seleccionar a los que parecían confiables.

—Primero y principal, en nuestro entrenamiento no se puede usar su varita. Como la mayoría de la magia de Eldritch consume resistencia como la magia, entrenar sus cuerpos es esencial. Y, sobre todas las cosas, si usan magia de Eldritch para lastimar a un inocente... yo mismo comandaré un grupo para asesinarlos —dijo Stephen, mirando a varios de los Slytherin por si acaso, haciendo que todos, no solo los de Slytherin, sintieran una presión abrumadora.

—¡Plaf! Bien, ahora corran por 20 minutos —dijo Stephen dando una palmada para despertar a todos, y habló con una sonrisa, como si la amenaza que acababa de hacer nunca hubiera existido.

—¡Stephen! ¡Ayuda por favor, Penélope...! —de repente un grito afligido llegó a Stephen. Percy, con nerviosismo, se acercó rápidamente a él.

—¿Qué pasó con Penélope? —preguntó seriamente Stephen al agotado Percy, que llegó corriendo en busca de ayuda.

—Penélope fue atacada. Está petrificada en la enfermería —dijo Percy muy triste, casi llorando.

—*Suspiro*. Está bien, no te preocupes. Misty ya pudo conseguir mandrágoras adultas para la poción, solo tenemos que pedir ayuda a Snape.

—Gracias —dijo Percy rápidamente, recuperando el color de su rostro.

—Angelina, tú encárgate. Tengo que ir a pedir ayuda al cara de piedra —dijo Stephen, mientras salía junto con Percy, que lo seguía rápidamente.

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Cuando llegaron frente a la puerta de Snape, Percy perdió rápidamente la valentía y solo miraba lo que iba a hacer Stephen.

—Adelante —antes de que golpearan la puerta, la voz de Snape sonó desde adentro.

—¿Qué necesita el señor Flamel para hacer tanto ruido frente a mi despacho? —dijo Snape, apenas viendo entrar a Stephen.

Stephen se guardó la burla sobre cómo sabía que era él el que estaba fuera antes de tocar la puerta, recordando que en primer año cuando quería molestar a Snape siempre le dejaba algo en la puerta, por lo tanto, era razonable que Snape ahora estuviera en guardia cuando lo escuchaba cerca.

—Hola, profesor. Viendo la necesidad de la escuela por plantas de mandrágora, me tomé el atrevimiento de conseguir algunas —dijo Stephen tranquilamente a Snape, ya que de todas formas necesitaba un favor y no quería ponerse en su punto malo. Hoy, por lo menos.

—Creo recordar que la escuela tiene plantas a punto de madurar. ¿Qué hace que las que trajo el señor entrometido sean mejores? ¿O tal vez tiene poca confianza en su escuela? —dijo Snape con un tono mordaz mientras miraba fijamente a Stephen.

—La escuela donde están atacando estudiantes sin encontrar al culpable. Sí, confío con mi vida —respondió Stephen, con un poco de burla.

Snape lo miró fijamente y, sin decir nada, solo puso su mano para que le entregaran las plantas.

—Si necesita algunas más, pueden venir a buscarme —dijo Stephen mientras entregaba una bolsa y se marchaba rápidamente.

Percy, sin entender mucho, agradeció a Snape y siguió a Stephen.

—Fuu. Si nos quedábamos un rato más, no iba a poder soportar no burlarme de Snape. Y nuestro pedido de ayuda hubiera terminado en nada —Stephen le dijo a Percy mientras se limpiaba el polvo inexistente de su pecho.

—¿Gracias?... por no burlarte de un profesor —dijo Percy, y rápidamente se despidió de Stephen mientras volvía a la enfermería.

—Percy siempre tan aburrido —dijo Stephen mientras veía a Percy marcharse, obviamente preocupado por su novia. Mientras lo observaba, vio una cabecita roja, una rubia y algo parecido a un pájaro asomándose de una de las columnas.

—¿Qué están haciendo las enanas y...? ¿Un griffo? —dijo Stephen, sorprendido al ver a la criatura, la cual obviamente fue creada con magia de invocación.

—Hola, hermanito. Él es Ben. Saluda, Ben —Luna alegremente saludó a Stephen cuando se acercó y presentó tranquilamente a su pequeño griffo, el cual hizo caso a Luna y levantó una pata en modo de saludo.

Por cierto, Stephen pudo engañar a Luna para que lo llamara hermano, aunque Ginny fue difícil de convencer, por lo tanto, fue Luna la única que lo llamaba así.

—Luna está practicando para mantener más tiempo las invocaciones, pero le cuesta y solo duran 10 segundos —respondió Ginny mientras saludaba a Stephen.

—10 segundos es bastante —Stephen se sorprendió de que una niña pudiera soportar tanto tiempo el drenado mágico mientras mantenía la imagen de una criatura en su mente. Mientras veía cómo la criatura entraba forzadamente a su portal de invocación.

*Bueno, es normal que no aguante tanto, después de todo no tenemos la súper batería llamada Vishanti...*, de repente Stephen paró su monólogo interno, mientras se ponía a pensar, dejando a las dos niñas intrigadas.

—¡Batería! ¡Cómo pude olvidar eso! No te preocupes, hermanita, tengo una solución para que tus invocaciones duren más tiempo —dijo Stephen, mientras revolvía el pelo de las dos niñas y luego salía corriendo.

Las dos niñas solo lo miraron irse y se miraron una a la otra con el pelo todo desparramado, causándoles gracia.

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—¡Fred, George! —Stephen entró de golpe a la habitación donde los gemelos estaban jugando videojuegos de pelea en una mesa donde aparecían ilusiones para recrear el juego.

—¿Qué pasa, jefe?... Fred, hacer el mismo ataque es trampa.

—Claro que no. Si se puede hacer significa que es parte del juego. Ya casi terminamos, jefe.

Ambos respondieron sin levantar la cabeza mientras se daban una paliza en el videojuego.

—Después siguen con eso —dijo Stephen, mientras apagaba el juego.

—Nooo. Jefe, por fin iba a terminar nuestra racha de empates continuos —dijo Fred, afligido porque estaba a punto de ganar.

—Mala suerte, Fred, pero el jefe nos necesita —en cambio, George estaba feliz por ser interrumpido.

—¿Cómo se encienden los juegos del parque de diversiones? —preguntó rápidamente Stephen, ignorándolos.

—¿Te olvidaste, jefe?

—¡Pero si tú lo creaste! —respondieron extrañados los gemelos, empezando a sospechar si era un espía disfrazado.

—Idiotas, solo respondan qué tiene que hacer el operario del juego —dijo Stephen, un poco estresado por hablar con los gemelos.

Los gemelos se miraron extrañados, pero respondieron.

—Solo debe poner su mano en el círculo mágico para enviar su magia.

—Y cada tanto tiene que cambiar con otro cuando se gasta su maná.

—Así es, los juegos del parque son diferentes de los televisores y los magicphones, que consumen tan poco maná que pueden funcionar con el del ambiente.

—¿Sí? —los gemelos todavía no entendían a qué iba todo.

—Nos olvidamos de las baterías.

—¿Baterías?

—¿Qué es eso? —ante la pregunta de los gemelos, Stephen se dio cuenta del porqué se había olvidado de algo que solía pertenecer al mundo muggle.

—Parece que me estoy acostumbrando demasiado a pensar como mago de este mundo —Stephen entendió que, de tanto vivir en el mundo mágico, en Hogwarts y todo eso, empezó a pensar bastante como los magos de este mundo.

—Para resumir, una batería es un objeto que puede guardar energía para usarla en otras cosas. Incluso algunas pueden ser recargadas conectándolas a una red eléctrica.

—Suena genial, pero ¿para qué queremos electricidad muggle?

—Sí, además, la electricidad se descompone cuando se acerca mucho a la magia —respondió Fred rápidamente, dándose cuenta del pequeño inconveniente.

—No, idiotas. Lo que necesitamos es crear una batería mágica y una forma de cargarla con magia del ambiente. Eso bajaría la necesidad de que los magos en el parque de atracciones trabajen hasta el cansancio.

Los gemelos rápidamente entendieron a Stephen, se miraron con una sonrisa y le respondieron.

—Si necesitas ayuda, solo dínoslo.

—Ya me estaba preguntando cuándo crearíamos algo nuevo.

—Y no solo eso. Si encontramos una manera de crear baterías, podríamos encontrar una forma para que la magia de ilusión de los juegos sea más potente —dijo Stephen, sonriendo mientras observaba cómo los gemelos se emocionaban aún más.

—Genial, jefe, ¿qué estamos esperando? —dijeron ambos, pareciendo a punto de empezar a saltar.

—¡Misty! —Stephen ignoró a los emocionados gemelos y llamó a la elfa de la familia Flamel.

—¡Joven amo! —Misty apareció muy alegre y rápidamente se acercó a Stephen.

—Hola Misty, nosotros también estamos aquí.

—Misty, tanto tiempo —los gemelos saludaron rápidamente a Misty cuando la vieron, solo ganándose su mirada de desprecio antes de ser ignorados.

—Está bien, Misty, ellos ya pidieron perdón por romper tu foto favorita e incluso la repararon y adornaron —dijo Stephen con una sonrisa, intercediendo para ayudar un poco a los gemelos.

Misty, al escuchar eso, miró a los gemelos con menos desprecio y los saludó.

—Hola.

—Bueno, algo es algo —dijo Stephen a los gemelos, quienes se sentían un poco culpables por haber hecho enojar a la pequeña elfa.

—Misty, necesitamos que nos cubras durante unos días mientras investigamos algunas herramientas alquímicas —Stephen rápidamente le explicó a Misty el motivo de su llamada.

—La señora Perenelle prohibió a Misty ayudar al joven amo a faltar a clases —respondió Misty, rechazando rápidamente el pedido.

Stephen intentó por todos los medios convencer a la elfa, solo para ser rechazado, y se detuvo cuando vio a la pequeña a punto de llorar por no poder ayudarlo.

—*Suspiro* Está bien, Misty, no te preocupes. Solo queda hacerlo durante los descansos y las vacaciones. Entonces, ¿puedes cubrirnos en mientras no vamos a clases? —Stephen tuvo que dar el brazo a torcer, ya que no quería que su amiga elfa estuviera triste por su culpa.

—Sí, Misty puede ayudar cuando el joven amo no esté en clases —dijo Misty, recuperando rápidamente su sonrisa.

—Bueno, vamos a tener que aprovechar cada momento. Entonces, en marcha —dijo Stephen a los gemelos mientras sacaba una maleta de sus pertenencias. Dentro tenía un pequeño laboratorio, gracias al hechizo de extensión. Aunque no tan grande como el de Newt Scamander, tenía todo lo que necesitaban.

—Misty, crea ilusiones nuestras y, si pasa algo urgente, puedes ir a buscarnos —dijo Stephen mientras entraba en la maleta, seguido por los gemelos.

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