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"Reunión en La oficina del director"

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"Entonces, ¿por qué el señor Ojo Raro y la señora Bones necesitan de mi presencia?" preguntó Stephen mientras se sentaba en un sofá en la oficina del director.

Frente a él estaban Amelia Bones, directora del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica, y a su lado, de pie, estaba Ojo Loco Moody, capitán de los Aurores, observando cada interacción como si nunca dejara de estar en guardia.

"Es Ojo Loco, muchacho. Antes de que empiecen con su palabrerío, respóndeme algo. Dos jóvenes que se unieron al cuerpo de Aurores usan el mismo tipo de magia que ustedes, pero ellos usan varitas, mientras que ustedes no. Explícame por qué", dijo Moody. Aunque sonaba más a un interrogatorio, Stephen no se sorprendió, ya que conocía la personalidad del auror por las historias que había escuchado.

"¿Qué quieres decir... sin varitas? Espera, según lo que vi, también usaban hechizos sin encantamientos", comentó Amelia, recordando cómo al acercarse a la oficina del director había visto a los gemelos entrenar.

"Ah eso. Primero responderé a la señora Bones: la magia de Eldritch se puede activar mediante gestos, sellos y mucha imaginación, obviamente", respondió Stephen.

"¿Es parecido a la magia que usan en la Escuela de Magia Uagadou? Aunque allí solo utilizan hechizos muy básicos."

"Bueno, digamos que sí, algo parecido. Ah, por cierto, no usamos varitas porque utilizamos pulseras que tienen la misma función que una, también tiene un compartimiento para nuestras varitas." Mientras levantaba la mano y mostraba una pulsera dorada adornada con runas " Y En el caso de los que usan varita, solo necesitan añadir un mango con los encantamientos necesarios", explicó Stephen. "Y para Ojo Raro, la respuesta es más simple: costumbre", añadió, mirando hacia donde estaba parado Moody.

"¿Qué quieres decir con eso, muchacho?" preguntó Moody, ignorando el apodo que le había puesto Stephen.

"Es sencillo. Como sabrás, a los niños antes de unirse a la escuela de magia no se les permite usar magia. Ni siquiera tienen varita para poder hacerlo."

"Claro, eso es para evitar el descontrol mágico y porque su magia no está completamente despierta", respondió Amelia, interesada en la conversación.

"Después, cuando ingresan a la escuela, les enseñan los movimientos de varita y los encantamientos. La verdad, aparte de explicar el hechizo, no tiene mucha ciencia. Si quieren profundizar más, pueden estudiar runas, pero la mayoría no elige esa clase."

"Ya veo. Por eso dices costumbre", comentó Dumbledore, que había estado callado toda la conversación.

"¿Qué quieres decir? ¡Dilo de una vez, muchacho!" replicó Moody, ya algo impaciente.

"*Suspiro*. Lo que digo es que los estudiantes de años superiores están acostumbrados a lanzar hechizos con sus varitas. En cambio, mis compañeros, que empezaron conmigo desde el primer año, pueden adaptarse más fácilmente a la magia de Eldritch, ya que ellos no sabían cómo usar magia antes. Les resulta más fácil aceptar un método diferente de magia por eso. Además, desde los 11 años han estado entrenando combate cuerpo a cuerpo, mientras que los alumnos, por ejemplo, de séptimo año solo lanzaban hechizos, se quedaban parados o esquivaban, porque así les enseñaron durante más tiempo", explicó Stephen, dejando claro su punto "Por ese motivo ellos tienen una forma diferente de pelear. En este caso lanza los hechizos como normalmente".

"Y un hecho que nadie parece tener en cuenta es que Hogwarts no ha tenido un profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras decente en años. No me sorprendería que los Aurores que salen de Hogwarts sean cada vez más débiles", dijo Stephen con una pizca de burla. Aunque a Moody no le gustó, sabía que era cierto, por lo que no dijo nada en contra.

Después de un incómodo silencio entre los tres adultos, Stephen lo rompió.

"Entonces, ¿para qué me necesitan específicamente? No creo que sea solo para hacerme esas preguntas", comentó Stephen, ya un poco cansado de hablar.

"La verdad, señor Stephen, vengo en representación del Ministerio, o más bien como directora del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica, por el objeto que uno de los jóvenes que se unió al cuerpo de Aurores mostró. Era esto", dijo Amelia, poniendo el guante lleno de runas sobre la mesa. "Según el muchacho, fue creado por usted, y es algo que ayudaría considerablemente al departamento en la captura de criminales. Nos gustaría saber si puede producirlo en cantidad para el equipo de Aurores. Obviamente, se le pagará por cada equipo", explicó Amelia rápidamente.

"Ya veo. No tengo problema, 10 galeones por cada guante", respondió Stephen sin pensarlo demasiado, ya que sabía por qué venían. Además, el guante que usaron era solo de piel de dragón y costaba tres galeones, pero no iba a decir eso, pues tendrían que encantar una gran cantidad de guantes.

"¿De verdad? Me alegra mucho que hayas decidido tan rápido, y el precio es claramente aceptable. Por favor, ven al Ministerio para firmar el contrato cuando puedas", dijo Amelia, aliviada por lo rápido que se había llegado a un acuerdo. Sobre todo porque había conseguido un ítem tan sofisticado a un precio tan bajo, aunque no sabía el verdadero costo.

"Cuando vayas al Ministerio, ¿por qué no demuestras a los Aurores algo de tu magia, muchacho? Me gustaría ver de qué eres capaz frente a Aurores entrenados", comentó Moody con una mirada desafiante.

"Moody, no creo que sea correcto", interrumpió Amelia.

"No se preocupe, señora Bones. Me encantaría ver de qué están hechos sus Aurores", respondió Stephen con una sonrisa.

"Pero eso deberá esperar hasta el final del año escolar. Espero que lo comprendan", añadió Stephen, recordando que aún tenía muchas cosas pendientes.

"Claro, estábamos preparados para eso, no te preocupes. Ahora debo marcharme, tengo mucho papeleo que atender", dijo Amelia, despidiéndose del director y de Stephen mientras se disponía a marcharse.

"Recuerda venir, muchacho. Te estaré esperando. Parece que puedo retrasar un poco mi retiro", comentó Moody mientras seguía a Amelia.

Una vez que se fueron, Amelia se detuvo en el camino, observando a los jóvenes practicar.

"¿Qué tienes planeado, Moody? Normalmente no eres tan confiado", preguntó Amelia, viendo que Moody también observaba el entrenamiento con interés, mientras su ojo mágico giraba constantemente.

"Estaba pensando que los Aurores necesitan un instructor. Y si Dumbledore confía en él, tal vez no sea tan mala idea", respondió Moody.

"¿Estás loco, Moody? ¡Es solo un niño! ¿Cómo podría entrenar a adultos que han estado en el campo de batalla durante años?", replicó Amelia, un poco alterada.

"En serio. Por lo que veo, el entrenamiento que tienen esos niños supera al de muchos Aurores", dijo Moody, señalando a los gemelos, quienes, aunque jugaban mientras peleaban, mostraban movimientos elegantes y bien coordinados, dejando en ridículo a muchos adultos.

"Ya veremos qué sucede cuando vaya de visita", dijo Moody mientras se alejaba con su bastón, dejando a Amelia algo dudosa.

Mientras tanto, en la oficina, Stephen seguía sentado, comiendo las golosinas de Dumbledore.

"Entonces, viejo, ¿pudiste usar la magia de Eldritch?", preguntó Stephen. Sabía que a Dumbledore le había costado un poco más aprenderla, después de todo, llevaba más de 100 años usando magia normal. Ni hablar de su abuelo, Nicolas Flamel, que con más de 700 años apenas podía producir chispas.

"Un poco mejor que ayer, tal vez", respondió suavemente Dumbledore.

"Así que no, ¿eh? Bueno, me largo, viejo. Nos vemos luego. Si necesitas algo, sabes dónde encontrarme", dijo Stephen mientras se marchaba sin mirar atrás.

Dumbledore observó cómo Stephen se iba, y cuando fue a tomar una de sus golosinas, notó que el tarro estaba vacío. *Suspiro* soltó mientras se dirigía al armario a buscar más, solo para descubrir que tampoco había allí.

"Jajaja, se las llevó todas de nuevo, Dumbledore. No puedo creer que un niño te engañe tan fácilmente", se burló el antiguo director Dippet.

"Si puede engañarte así, esperemos que no se vuelva tu enemigo, Dumbledore", dijo con sarcasmo el antiguo director Phineas Black.

"Ya basta, pareces un disco rayado, Black. En ningún momento el chico ha mostrado malicia en lo que hace", intervino la antigua directora Derwent.

Dumbledore ignoró a los antiguos directores que comenzaban a discutir. Los que apoyaban a Stephen y los que no, aunque estos últimos solo eran Phineas Black y el exdirector Vindictus Viridian, a quien solo le molestaban las cosas ruidosas, y Stephen era bastante ruidoso para su gusto.

Dumbledore, sin prestar atención al alboroto, buscó en su escondite unas golosinas, sin importarle la discusión de fondo.

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**Corregido por ChatGPT**

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