—Está bien, está bien, esto es tu recompensa por tu contribución a la investigación —dijo Hera con un tono juguetón mientras empujaba el plato de camarones frente a Gerald, tratándolo como si fuera un niño que necesita consuelo. Fue solo después de sus palabras que Luke y Rafael salieron de su ensoñación, dándose cuenta con una sonrisa de que el cuidado de Hera se extendía a todos ellos.
Cuando Luke y Rafael vieron a Hera empujar el plato de camarones hacia Gerald, sintieron como si a todos los trataran igual, como niños a los que se convence con dulzura. Luke se mordió el labio inferior en una ligera frustración, mientras Rafael miraba a Gerald con enojo, quien estaba feliz masticando los camarones que Hera le había dado.
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