En esta auspiciosa ocasión con la gran cosecha del imperio y la economía floreciente, todos compartían el ambiente festivo común que resonaba a través del salón de banquetes del Palacio Lazuli. Aries y Joaquín permanecían en sus asientos, aceptando saludos, pero mayormente aparte de todos los demás.
—Todos han sido más acogedores de lo que esperaba —murmuró Aries con un asentimiento satisfecho, sonriendo a un grupo de damas y caballeros que bailaban al unísono en el centro del salón. Joaquín arqueó una ceja, lanzándole una mirada de reojo.
—Hablas como si no esperaras eso —respondió él con una risa—. La Condesa Lloyd ha acaparado suficiente atención. Es obvio que todos son conscientes de recibir un trato especial, justo como ella. Ahora, la gente quería ganarse tu favor.
Aries giró la cabeza en su dirección, viéndolo guiñarle un ojo mientras sus labios se curvaban orgullosamente. Ella mordió su labio inferior para suprimir una sonrisa mientras apartaba la mirada de él.
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