—¿Virgen? No está mal, se ajustaba a sus gustos perfectamente. Zhuang Li estaba aún más satisfecho. Esa cara pura e inocente hizo que otra cara igual de pura apareciera involuntariamente en su mente. Le faltaba el tenue aura de hada pero tenía un poco más de audacia y timidez, lo cual tenía un atractivo fatal.
Zhuang Li se inclinó y besó a la chica sin dudarlo. Mientras saboreaba sus labios, usó la tarjeta de la habitación para abrir la puerta de la suite presidencial. Los dos se abrazaron y cayeron en la suite presidencial. Sin siquiera esperar a que se abriera la puerta, apretó a la chica contra la pared con urgencia y desahogó la ira de su corazón.
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