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—El infierno se desató en el momento en que Ava agarró a Julia, la arrastró fuera del salón de estudio y le destrozó el vestido en pedazos, hasta que solo le quedó la ropa interior y cuando Julia estaba a punto de transformarse, Ava le empujó una hoja de Mortífera en la boca —dijo la narradora—. Ella sabía dónde Jason las guardaba, porque recientemente se las había estado dando a su hijo religiosamente, para evitar que se transformara en su bestia.
—Y ahora, Julia no podía transformarse en su bestia para salvarse, tampoco podía luchar contra la ira de Ava —continuó explicando la narradora—. Mientras tanto, Jason intentaba calmar a su pareja, pero no había palabra que pudiera decir para apaciguar su enojo. Se puso los pantalones de nuevo e intentó hacer que Ava se detuviera.
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