Cenit todavía no estaba de acuerdo con la idea de que Amanecer los acompañara, pero no había otra forma de que ellos encontraran esos objetos que nadie había escuchado sin ella.
—Estaré maldito si algo te pasara —dijo Cenit a través de sus dientes apretados—. No podía dejar que su hermano muriera, pero al mismo tiempo, él no iba a retroceder en el tiempo para poner a Amanecer en peligro.
—No me pasará nada mientras tú estés ahí —Amanecer rodeó su cuello con los brazos y se puso de puntillas para darle un piquito en los labios, para que él pudiera relajarse un poco.
Pero llegó Piros y les recordó que tenían que irse ahora.
Amanecer se sobresaltó e intentó alejarse de Cenit, pero el alfa presionó la parte de atrás de su cabeza y mordió sus labios. Estaba molesto y lo expresó muy bien.
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