Tadeo se levantó, sin esperar su respuesta. Antes de cerrar la puerta, pudo escuchar cómo se quebraba su voz. —¡Bastardo!
Cerró los ojos, sintiéndose un poco culpable, pero avanzó.
Si después de esto todavía quería casarse con él, entonces sería su elección.
***
Con el ánimo pesado, Tadeo bajó a ver a Naia, quien estaba en el jardín.
Caminó alrededor y siguió el sonido de su risa melodiosa, y para cuando ella estuvo a la vista, su estado de ánimo ya había mejorado.
Ella parpadeó al verlo, corriendo para darle un abrazo. Él rió mientras ella restregaba su cabeza contra su pecho, la oscuridad completamente barrida.
—¿Te has divertido mucho? —preguntó con una sonrisa, acariciando su suave cabello.
—¡Sí! ¡Los Kois están bien! —dijo ella—. ¡Ahora pueden saltar!
Tadeo sonrió y acarició su cabeza, "Sí, te vi antes,—dijo. Había estado observándola dirigir a los Kois desde su cuarto de estudio.
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