—Hemos sufrido muchas bajas por sus ataques y hemos perdido muchos hombres y barcos —añadió Xavier.
Su padre frunció el ceño:
—¿Y no nos informaron ni pidieron ayuda porque...? —dijo con severidad.
Xavier tragó saliva:
—Bueno—yo
Matteo suspiró:
—Puede que no nos caigan bien ustedes los estadounidenses, pero eso no significa que nos quedemos de brazos cruzados y los veamos sufrir solos. Estamos unidos por una alianza matrimonial, ¿recuerdas? Mi hermana está bajo tu cuidado y ¿crees que íbamos a permitir que unos idiotas hicieran su vida miserable? —Los ojos de Beatriz se abrieron enormemente de la sorpresa. Ella pensaba que se alegrarían de que Damien estuviera enfermo en el hospital y le exigieran volver a casa con ellos.
—Al menos dime que te has vengado de esos apestosos rusos. Odio sus entrañas. ¿Se atreven a hacerle daño a nuestro futuro cuñado? —Remo apretó los puños, sus ojos ardían con furia.
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