Rhys parpadeó mientras su cerebro intentaba procesar qué mierda había pasado.
¿Ella acaba de...? Rayos. Su ratoncita era más astuta de lo que le había dado crédito.
Dada su condición de virgen y su inexperiencia, le sorprendió que ella iniciara esto.
Sintió que ella lo acomodaba de nuevo en sus calzoncillos, subía sus pantalones y ajustaba su cinturón. Se recostó en su asiento, sus ojos brillando con diversión.
¿Así que ella encontraba esto gracioso, eh? Le había dejado probar el cielo y luego lo tiró al infierno.
Estaba tan jodidamente cerca de llegar—estar a punto de un orgasmo y que te lo nieguen era el peor dolor...
Estaba tan jodidamente duro que su pene casi podría romper un agujero a través de sus pantalones.
Si ella quería jugar este juego con él, él podía jugarlo mejor. Sus labios se estiraron en una sonrisa maliciosa mientras la miraba.
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