—Besé a tu hermano… —Beatriz dejó la frase en el aire; había bajado la cabeza mientras jugueteaba con sus dedos. No podía mirar a Damien a los ojos.
No soportaba ver el dolor y sufrimiento en la única persona que la había tratado tan bien, quien la había hecho sentir tan feliz estas últimas semanas. Simplemente no podía. Se sentía horrible al admitirlo porque en el fondo sabía que había disfrutado ese beso con Rhys.
Esperó a que él dijera algo, pero solo le recibió un silencio sepulcral.
Beatriz se sentía enferma; el vacío dentro de ella solo hacía que el dolor que retumbaba en su interior resonara más fuerte.
Quién diría que el silencio podría ser tan violento, ni siquiera podía mirarlo sin sentir la garganta tan apretada que se ahogaba, —P-por favor, di algo… —suplicó.
—Lo siento, Damien… es que lo conocí hace un año y no tenía ni idea de quién era. Coqueteamos, nos besamos y salimos en una cita… pero fue solo un día… nunca lo volví a ver.
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