Rosina podía escuchar el sonido húmedo de sus jugos contra el dedo de Orso entrando y saliendo de ella.
—¡Ay Dios! ¡Ah! —Rosina gimió y movió sus caderas contra su boca para aumentar el placer. Sintió que estaba a punto de correrse de nuevo cuando Orso se volvió agresivo y empezó a toquetear su agujero con más rapidez.
—¡Orsooo! ¡Me voy a correr! —Rosina gritó mientras sus piernas temblaban por otro orgasmo. —¡Ahh~
Orso fue más lento mientras esperaba que Rosina terminara de correrse. Retiró sus dedos y dio un paso atrás para mirar todo el cuerpo de Rosina. Sus labios se curvaron y asintió con satisfacción ante la vista.
Desabrochó sus pantalones que contenían su virilidad desbocada. Dejó que el material cayera al suelo mientras se desnudaba para el deleite de Rosina.
Orso quitó la ropa de Rosina por encima de su cabeza, liberándola de la ceguera y de estar atada.
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