—Lady Katherine, ¿estás bien? —La voz de Zed resonaba en sus oídos.
Abrió los ojos y encontró a Zed delante de ella, mirándola con calidez y preocupación.
Eso la hizo sentir como si estuviera enferma y comportándose de manera errática.
De lo contrario, ¿por qué más actuaría así?
Pero estaba segura de que no estaba enferma ni podía ser culpada. Quizás excepto por ser una mala jueza del carácter.
—¡Las apariencias pueden ser engañosas! ¿Cómo pude olvidar algo tan básico? —se preguntaba Katherine.
—¡Los mejores estafadores siempre parecen cálidos y sinceros! ¡Así es como engañan al mundo! —se recordaba a sí misma.
—Lady Katherine, ¿qué te pasa? —Zed preguntó de nuevo.
Katherine dejó de hablar consigo misma y lo miró. Él parecía confundido, y esto la desconcertó.
¡Seguramente sabe que conocer su secreto la ha sacudido hasta el núcleo! Entonces, ¿por qué la mira así?
—¡O quizás estoy loca y delirante! —Katherine susurró—. ¡No hay manera de que él pudiera ser Kiba!
Apoie seus autores e tradutores favoritos em webnovel.com