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—¡Aquí tienes tu tostada! —Suzane dejó caer con mal humor un plato en la mesa del comedor.
Morgan se quedó perplejo ante su mal humor, pero no se atrevió a decir nada. Silenciosamente llevó el plato frente a él y miró la tostada.
Estaba quemada y negra.
—La tostada está quemada —se quejó Morgan en voz baja.
—¿Qué has dicho? —Suzane acababa de dejar la zona del comedor y escuchó claramente sus palabras—. Yo preparo el desayuno, mantengo el apartamento y hago todo para que la familia funcione. Ahora, solo por un error, te estás quejando.
—C-cariño, no quería quejarme —Morgan podría ser un investigador del Gobierno Mundial, pero frente a su esposa, no se atrevía a discutir.
—Te estás quejando —dijo Suzane con enojo—. Si no te gustan mis esfuerzos, eres libre de preparar la comida.
Suzane recogió la tostada y se fue del comedor.
—...¿Qué está pasando últimamente? —Morgan estaba preocupado.
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