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—Si no fuera por un desastre natural, una aldea tan poderosa no habría desaparecido de repente —los hombres bestia habían obtenido su respuesta en sus corazones.
De hecho, en el siguiente momento, su rey estableció metas específicas.
—Quiero construir una aldea aún más poderosa que la Ciudad de Hombres Bestia. No murieron muchas hembras en la Ciudad de Hombres Bestia, pero no hay muchos machos que las protejan. Es muy probable que hayan sido distribuidas entre las diversas tribus.
—Ahora es la mejor oportunidad. Aquellas tribus con abundancia de hembras probablemente intercambien a esas hembras muy generosamente por sal.
—Permitiré que esas hembras traigan consigo a sus compañeros originales. Primero, esto las tranquilizará, y en segundo lugar, fortalecerá las capacidades de nuestra aldea.
Solo se podía escuchar una voz profunda y retumbante en medio del silencio, controlando los latidos del corazón de todos los hombres bestia.
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