—¡Espera! ¿Qué? —preguntó Violeta, pero Morgana ya se había ido.
¿Qué demonios había sido eso?
Violeta se quedó sola en el exterior por primera vez desde que la capturaron y la hicieron prisionera.
¿Qué significaba eso?
¿Estaba Morgana poniéndola a prueba de alguna manera? ¿Qué debía hacer?
Miles de pensamientos se agolparon en su mente. Violeta se puso en cuclillas y se agarró la cabeza, tratando de calmarse.
Tenía una crisis de ansiedad. No sabía qué hacer.
¿Debía aprovechar la oportunidad de escapar y volver a casa? ¿Quería volver?
¿Qué pasaba con Jack? No podía dejarlo ahora, ¿verdad?
¿Podría ser feliz sin él?
Habían acordado confiar el uno en el otro. Si ella intentaba escapar y era atrapada en el proceso, Jack nunca volvería a confiar en ella.
Nunca.
¿Quería ella arriesgarse a eso? ¿Podría ser libre en casa? ¿Podría ser feliz ahí, bajo la supervisión de Arden?
Repentinamente, un ruido de algo rompiéndose devolvió a Violeta a la realidad.
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