*Rebeca*
Apenas podía soportar mirarlo. Fueron necesarias casi dos horas para limpiarlo. Me pregunté si se habría visto en el espejo cuando se metió en la ducha.
Estaba cubierto de sangre de pies a cabeza. Fragmentos de vidrio brillaban sobre su piel, captando las luces cada vez que se movía. Alessandro parecía casi un cadáver, con la ropa cortada y desgarrada en varios lugares. Estaba cubierto de polvo blanco y no sabía si quería saber qué era o no, y el hematoma sobre un pómulo estaba empezando a hincharse.
Alessandro tomó la nota y la estudió. Pude ver las ruedas girando en su mente. Me preguntaba si debería decirle cómo lo encontré.
Me pregunté si debería explicarle cómo se me hundió el corazón cuando lo encontré en el cajón de sus calcetines. ¿Cuánto tiempo pensó que podría ocultármelo? Le lavé la ropa al hombre, por el amor de Dios, por supuesto, estaría en su cajón de calcetines.
"¿Dónde encontraste esto?" -Preguntó, desapareciendo todo rastro de su bravuconería anterior.
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