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La viuda Liu era realmente hermosa, no solo según los estándares de Villa Flor de Durazno, sino que sería considerada una verdadera belleza incluso en la ciudad del condado.
Además, su figura era tan extraordinariamente atractiva que simplemente no se podía comparar con la de mujeres jóvenes como Lois Abbott.
Lo que era más importante era que como una mujer que había estado casada, aunque nunca había tenido hijos, naturalmente llevaba un aroma único que solo tienen las mujeres casadas.
Para jóvenes como Greg Jensen, la atracción era abrumadoramente fuerte.
Sintiendo el cuerpo suave en sus brazos, Greg Jensen quedó atónito. Quería empujarla lejos, pero al mismo tiempo se sentía reacio a hacerlo.
En la oscuridad, la respiración de las dos personas se volvió más pesada, y la pequeña mano de Amber Hall comenzó a inquietarse.
—Tonto Greg, yo... —Amber Hall no había terminado sus palabras cuando de repente se oyeron pasos desde afuera.
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