—Bro...Hermano Cole —Joshua Hayes tartamudeó—. Quizás el teléfono de todos se quedó sin batería.
—¿Sin batería? ¿Crees que soy un niño de tres años? —William Cole estaba escéptico.
Brent Campbell, Silas Hayes, Marven García, ¿acaso alguno de ellos no tenía un montón de asuntos que atender cada día? Ese tipo de personas, sus teléfonos estaban encendidos 24/7, siempre en espera. Era imposible que los apagaran. Había solo dos posibilidades si apagaron sus teléfonos, la primera, que habían tenido problemas. La segunda era que habían bloqueado colectivamente a William Cole. De cualquier manera, implicaba que algo les había ocurrido.
—¿Qué está pasando? —dijo William Cole.
—Dime —William Cole presionó.
Joshua Hayes abrió la boca en lamentación:
—Hermano Cole, por favor no me presiones.
—Esto no tiene nada que ver contigo, lo manejaremos por nuestra cuenta —dijo Joshua.
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