Bella se levantó de su asiento y aceptó la llamada de Leo en un rincón.
—¿Sucedió algo desagradable allí? —preguntó con su voz tensa.
—¡Sí! —Leo no se apresuró en continuar. Suspiró profundamente para sentirse mejor después de la intensa mañana.
—¿Qué es? ¡Vamos, dilo! No me hagas curiosa como un gato —Bella empezó a impacientarse, esperando que Leo terminara sus palabras.
—Esa zorra entró a la oficina y armó un escándalo —Leo soltó una risita antes de continuar—. Se quedó en silencio otra vez para coger otro profundo respiro, suficiente para hacer perder la paciencia a Bella.
—Bien. ¿Y?... ¡Maldita sea, Leo! —Bella ya no pudo contener su enfado—. Colgaré si no terminas tus palabras en una frase. ¿Por qué intentas hacerme perder el tiempo ahora?
—Jefe, esa zorra quiere reunirse contigo —dijo Leo.
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