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Tao Yi habló sinceramente, y la devoción en sus ojos era genuina.
Sin embargo, no hubo ni una onda en el corazón de Hai Xiaotang.
—Lo siento, Hermano Tao, pero me temo que no puedo aceptar tus sentimientos —se disculpó.
—¿Es por miedo? —preguntó Tao Yi delicadamente—. Podrías intentar pasar tiempo conmigo, si crees…
Hai Xiaotang sacudió la cabeza, interrumpiéndolo.
—No es necesario, Hermano Tao. Cuando digo que no me interesa el amor, lo digo en serio. Sé que es difícil para la gente entenderlo, podrían pensar que solo estoy siendo dramática como una mujer joven, pero hablo en serio. Hermano Tao, espero que puedas entenderme…
Aunque Tao Yi se sintió decepcionado, sus sentimientos por ella eran aún más fuertes.
¿Qué tipo de dolor había soportado ella para tener una perspectiva tan desencantada?
Pero ella no habló de ello, y él no pudo presionarla.
Tao Yi finalmente eligió entender.
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