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Capítulo 18: Que se joda la oscuridad.

—Julian, enciende la antorcha con la sal azul—indica Arthur.

—¡A la orden!

Él no duda en acatar y de su bolsa saca lo que le pidieron. Con torpeza intenta encender la llama pero Sybil acaba hartándose de esperar y de un chasquido lanza una chispa.

—¡Gracias! No puedo frotar correctamente el pedernal con tanto movimiento—Julian le pasa a Arthur la antorcha.

—¿Podías robar y esquivar flechas cuando eras un ladrón pero no encender un jodido pedernal?—Sybil tuerce la cara.

—No estoy acostumbrado a montar a caballo—se defiende.

—Majestad, la formación se mantiene—interrumpe Norbert.

—Excelente. Ahora mismo deberíamos estar por el tramo final de los Jardines Huecos—analiza Arthur sin dejar de ver al frente.

Yo prefiero mantener mi bocota en silencio, puedo vomitar en cualquier momento con tan solo decir una palabra. Mi estómago está revuelto por tanto movimiento, pero creo que puedo mantenerme lucida durante el camino.

Brrrr, necesito despejarme un poco. Listo, así está mejor. ¡Y volvemos al moood habitual! ¡Aquí, Jean reportando desde la trigésima expedición cartográfica de El Abismo! Llevamos un buen par de días desde que partimos, o al menos eso creo. No tener una noción del tiempo adecuada puede volver loco a cualquiera. Peeeeeeero yo tengo una ventaja que los humanos no tienen, esa es valerme un pepino el horario, pues viví como un unicornio durante mucho rato sin siquiera un mísero reloj. ¡Coman tierra, humanos, la superioridad equina triunfa de nuevo!

Es en estos momentos que me gustaría ser unicornio de nuevo, así no tendría que soportar estas feas nauseas que me están aquejando. Aunque si vomitara con mi cuerpo equino moriría al instante. ¿Qué? ¿No sabían que los caballos no pueden vomitar? Pónganse a estudiar, perdedores.

Como sea, hemos estado así durante mucho tiempo, tomando momentos para desmontar y acampar. Supongo que han pasado días, no sé. Cuando necesitamos desviarnos del camino recto, el líder de la formación enciende una antorcha con sales que pintan la flama por un momento.

Sí la llama es azul, significa que hay que seguir adelante sin romper la formación. Si por el contrario es de un color natural, hay que desviarse en la dirección a la que el escuadrón a la cabeza se dirija. Una flama verde indica que es el momento del descanso.

Me divertía viendo como atrás de nosotros, a muchos metros de distancia, se encendían las antorchas con los colores para indicar que entendieron la orden. Lamentablemente me mareaba más cuando volteaba, así que deje de hacerlo.

Aaaaah, ya no queda mucho para llegar al lugar de mis traumas con el grifo, el Subterráneo Seco. En serio, odio ese maldito lugar, está más oscuro que la tercera capa, hay monstruos brutales, y no hay más que puras rocas inertes.

—Oigan, no tienen la sensación de que hay más bruma de lo habitual?—pregunta Julian mirando el camino.

Mmmmh, ahora que lo menciona, es verdad. De hecho, lo noté en el primer instante que tocamos la tercera capa. Este lugar fue mi hogar, así que lo conozco como la palma de mi mano; y puedo decir que la cantidad de neblina que emerge de la tierra no es natural.

Eso, y la horrible sensación de terror y desagrado que me está infundiendo Presentimiento desde que iniciamos la expedición. Ja, ¿eso no lo vieron venir? Yo tampoco. Sé que hay algo acechándonos, puedo sentirlo en mi cuerno, pero prefiero callarme el hocico antes que alterarlos a todos.

Estaré segura mientras me mantenga con el grupo del héroe. O ellos estarán seguros conmigo, no sé cuál de las dos sea correcta.

—Creí que era la única que lo había notado. Esto no puede ser normal—responde Sybil.

Arthur se mantiene en silencio, no dice nada. Uuuuuh, cuando se pone en ese modo misterioso siento cositas chistosas. Igual no sirve de nada quejarse, no podemos hacer algo para disipar esta basura aunque quisiéramos. O bueno, yo sí puedo hacer algo al respecto.

—No falta mucho para arribar a la cuarta capa. Mantengan la calma—es lo único que dice Arthur.

Para él es fácil decirlo, pero mientras más territorio recorremos en los caballos, la visibilidad se vuelve difícil. No tengo idea de dónde viene esta bruma, pero dudo mucho que sea por causas naturales.

—Maldita sea, ¿Cuánto más piensa crecer esta cosa?—Sybil gruñe.

—Mucho me temo que vamos a retrasarnos si nos vemos obligados a detener la marcha por ahora—advierte Norbert.

—No necesitamos llegar ahora mismo a la cuarta capa, Arthur. Si quieres puedo encender la antorcha verde…

—No. Seguiremos el camino establecido. El resto de escuadrones ya sabe que la formación de mantiene, eso es suficiente—reafirma él.

El equipo parece dudar, pero de inmediato agitan la cabeza intentando convencerse de que es la decisión correcta. Ellos confían mucho en Arthur, y supongo que yo haría lo mismo si estuviera en la misma situación. Pero como soy muy inteligente y no necesito seguir a nadie ciegamente, puedo mantenerme en mi canal.

Conforme pasan los minutos y el ruido de los caballos se mantiene, la neblina también incrementa a un punto en el que es demasiado complicado mirar el camino. Ya se empañó este abismo, abran una ventana por favor.

—Voy a intentar disipar esta mierda—decide finalmente Syibil sacando su varita.

Ella la agita en todas las direcciones mientras una poderosa magia de viento se canaliza en la punta de la misma. Finalmente, dispara hacia arriba su hechizo, dispersando la niebla de forma exitosa.

—¡Ja! ¿Vieron eso? Soy increible—celebra.

Sin embargo y para su mala suerte, la bruma se reúne de nuevo de una forma tan rápida que parecen burlarse de ella. ¿Alguien grabó eso? Súbanlo a YouTube ja, ja, ja.

Sybil frunce el ceño con frustración, sin atreverse a rendirse. Una vez más, vuelve a lanzar el hechizo de regreso, pero el resultado es el mismo. Lero, lero, no le sale.

—No gastes tus MP desperdiciando tus hechizos—reprende Arthur al notar que no surte efecto.

—Kgh… bien—ella se rinde bastante fácil.

Bien, ya hizo su show, era todo lo que quería. Lo cierto es que, incluso con las antorchas encendidas, la distancia entre escuadrones es grande. Nadie podrá ver de forma correcta la dirección en la que viene la luz con esta neblina, por lo que el riesgo de desviarse es elevado.

Es hora de sacar mi increíble arsenal táctico equino mejorado. ¿Creyeron que este cuerpo humano solo servía para arar tierra y rellenar comederos? Pues están equivocados, perdedores. Mi transformación humana vino con un título nuevo que me cuesta trabajo creer, pero es totalmente cierto. Y si no me creen, pregúntenselo a Hiperconciencia.

No lo había mencionado antes porque en una granja no peleas con nada que no sea la holgazanería, pero ahora que estamos a mitad de la expedición es el momento de lucirme con mis nuevas habilidades y estadísticas. Démosle un repaso.

<Unicornio Humano Nv. 01. Nombre: Panqueque.

Título: Moderadora.

HP: 130,000/130,000

MP: 240,00/240,000

SP: 190,000

Habilidades.>

Lo sé, lo sé, soy lo máximo. Pero dejando mi genialidad de lado, hay muchas cosas que resaltar en este apartado. La primera de ellas es el nombre. Ahora y gracias a mi estupidez, me llamo Panqueque y no Jean Joyner. Si hay alguna forma de cambiarlo en un futuro me gustaría hacerlo.

La segunda de ellas, ese simbolito chistoso en forma de un "+" desapareció. Fui una estúpida al no analizarlo antes, pude hacerlo pero mi mala costumbre de procrastinar me lo está cobrando. Si era algo importante, entonces me perdí de información valiosa.

Luego están las estadísticas. No hay mucho que resaltar, salvo que son enormes y sorprenden a cualquiera. Arthur se quedó boquiabierto un buen rato, casi le arrojo una bolita de papel a la boca como portería para entretenerme.

Y el cambio más importante, el llamado título de "Moderadora". Es, sin lugar a duda, lo que me diferencia ahora de un monstruo común y corriente e incluso de los humanos promedio.

<Moderadora: Título de usuario de mayor rango que el promedio. Credenciales de seguridad y acceso al Sistema superiores, pero limitadas>.

Y ahí está, Hiperconciencia luciéndose una vez más. Al parecer, tengo ahora cierta influencia en el Sistema de este mundo como una moderadora del mismo. Todavía no puedo decir "soy admin", pero estoy cerca. En serio, ¿por qué todo este mundo tiene esta clase de Sistema? ¿Por qué esos nombres tan ridículos para las jerarquías? Ni que estuviéramos en un grupo de una red social.

Ah sí, lo olvidaba, mis habilidades potenciadas. Revisando mis atributos, comprobé dos cosas importantes. Tengo acceso a dos habilidades nuevas que se desbloquearon con la llegada de mi nuevo título. ¿Se acuerdan de esa cosa que obtuve junto con ANIMA? ¿Esa extraña habilidad que tenía un nombre glitcheado? Bueno, es una herramienta sorpresa que nos ayudará más tarde, nunca mejor dicho. Ahora no se llama como un montón de caracteres al azar, sino que cambió su nombre a "Absorción". Y hace exactamente lo que el nombre sugiere, pero cuando he intentado usarlo simplemente no pasa nada.

Y segundo, ahora tengo acceso a "Magia divina", una habilidad que potencia todos mis hechizos a un nivel más avanzado que "Dominio mágico" y "Magia superior". Dicho esto, permítanme hacer una pequeña demostración de lo que soy capaz de lograr ahora con algo de Nv. 10 y Magia divina.

Utilizo "Luz guía Nv.10" más mi nueva adquisición. El resultado antes de potenciarla era un orbe luminoso intenso que me permitía ver en la oscuridad. Pero esta nueva versión es tan resplandeciente como un pequeño sol. Sin problemas podría ser "Luz guía Nv. 20".

—¿Eh? ¿Qué carajo es eso?—pregunta Julian al notar la luz.

—¡Aaaaaah! ¡Y-yo no hice eso!—exclama Sybil asustada.

Naturalmente yo invoqué eso y lo controlo remotamente con mi cuerno. Arthur voltea para darme una mirada fugaz y parece entenderlo, pero no dice nada. Es todo un caballero por guardar mi secreto.

—Majestad, entrada de la cuarta capa localizada. Entraremos en breve—anuncia Norbert.

—¡Aprovechemos la misteriosa luz! ¡Mantengan las antorchas de color natural!—dice Arthur.

Julian obedece y mueve la flama en dirección a la entrada del Subterráneo Seco. Noto como la formación se va volviendo más y más corta hasta que prácticamente todos están en línea recta. Entro en un mini pánico al ver el escuadrón de Amcottes acercarse, pero pronto puedo respirar tranquila cuando me ignoran y toman su lugar en la formación.

Y así, gracias a mi increíble labor como guía, pudimos llegar al Subterraneo Seco sin mayor demora.

 

•┈••✦ ۵ ✦••┈•

 

—¡Carajo, están detrás de ti!—Julian intenta disparar una flecha pero Norbert se adelanta y ataca primero.

Los murciélagos caen derrotados poco a poco, sin que puedan hacer mucho al respecto contra nosotros. Algo que me gusta de Norbert es que su seriedad interviene en las batallas. Oh sí, no como los protagonistas promedio que no pueden atacar sin antes gritar el nombre de su poder a mil decibeles. Sí, los estoy viendo a ustedes, personajes de La Promesa de Charlotte.

Uy, cierto, el contexto. Llegamos a la cuarta capa sin problemas gracias a mí y Luz guía. Sin embargo, hubo un problema, un terrible y aterrador problema. Un veinte por ciento de los escuadrones desaparecieron. Se esfumaron, adiós, sayonara, goodbye, ari ari arrivederci. Los pocos supervivientes de esos escuadrones estaban brutalmente heridos y apenas pueden decir algo.

Tuvimos que detenernos en mitad del Subterráneo Seco para poder reposar y curar a los caballeros que sobrevivieron. Sin embargo, justo en ese momento de paz, fuimos atacados por multiples murciélagos que nunca vi cuando estuve en la cuarta capa. Sí, fui perseguida por goblins, tolls de piedra y grifos, pero no murciélagos.

Se siente como si la anatomía de El Abismo estuviera cambiando, y con ello las criaturas; pero sé que hay un cincuenta por ciento de probabilidades de que sea eso… o la cosa que nos está acechando.

—¡Toma! Uff, ese era el último—Julian dispara una flecha, matando a un murciélago restante.

—¿De dónde salieron tantos? Son asquerosos—se queja Sybil.

—No lo sé, pero estaban realmente rabiosos. ¿Tú que crees, Arthur?—pregunta Julian.

El señor héroe analiza uno de los cadáveres, pero parece rendirse en su búsqueda de respuestas.

—Honestamente, no lo sé. Tendremos que estar más alerta—declara.

La conversación es interrumpida por unos pasos firmes y la luz de una antorcha que se acerca. Cuando me doy la vuelta, veo a Amcottes y sus monjes dirigiéndose hacia aquí. Me apresuro a esconderme detrás de Arthur. Dispárale a él mejor.

—Una batalla agotadora, por lo que veo, majestad—saluda.

Grrr, aléjate, cardenal de pacotilla. Amcottes alza una ceja al notar mi presencia.

—¿Puedo preguntar quién es su nueva integrante? La vi durante la ceremonia, pero no tuve la oportunidad de indagar más—pregunta mientras entrecierra los ojos.

¿Qué te importa? Arthur parece notar mi desconfianza ante él.

—Una nueva aprendiz que conocí en mis viajes. Es una maga talentosa—explica.

—¿Más que la propia Sybil Bezin?

—Ni lo sueñen, imbéciles—exclama ella al escuchar su nombre.

—Ya veo. La señorita Syibil se graduó de la academia Vaumose y es la maga más poderosa del mundo. Espero que no decepcione al héroe, señorita—Amcottes se dirige a mí con un tono profundo.

Solo puedo tragar saliva y asentir con la cabeza. No voy decir ni pio porque podría reconocer mi voz. Bendita sea la moda gótica.

—¿Necesitaba algo, cardenal?—pregunta Arthur, envainando su espada.

—Solo hablar con usted en privado. Tiene relación con los escuadrones asesinados durante la primera fase de la expedición.

Arhur suspira y nos mira mientras se acomoda el cabello.

—Bien, no hay problema. Volveré enseguida—avisa.

Él desaparece en la oscuridad del Subterráneo Seco, con solo una antorcha para iluminarse. Normalmente no me sentiría intranquila, pero por alguna razón, mi corazón se entumece y encoge al pensar en que Arthur pueda estar en peligro con Amcottes a un lado. Con tantas cosas pasando al mismo tiempo, rezo por llegar al fondo sin perder a nadie.

Próximo capítulo