Mientras Er Bao hablaba, miraba a Mo Ruyue. Le guiñó un ojo a Da Bao detrás de su espalda, esperando que ella dijera algo.
—Da Bao, mira el asiento vacío allá. San Bao no duerme bien. Si no lo bloqueas, fácilmente rodará al suelo —Mo Ruyue abrió su boca como deseaba Er Bao. Sin embargo, se podía notar que estaba mintiendo.
Esta era una cama de ladrillos calentada por fuego como una cama compartida, y todos dormían uno al lado del otro. No importa cuánto rodaran, no caerían al suelo. A lo sumo, terminarían pegados a la pared del otro lado.
Da Bao echó un vistazo al asiento que le dejaron y luego a la expresión tranquila e imperturbable de Mo Ruyue. Directamente se estiró y arrebató la almohada de los brazos de Er Bao.
—Si no me preocupara romper a San Bao, no me habría unido a esta tontería con vosotros —dicho esto, colocó la almohada junto a San Bao. Se subió rápidamente a la cama de ladrillos y se volvió para enfrentar la pared.
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