Ver no es creer

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Kieran se encontró sin palabras.

El Compendio había hecho parecer que sus acciones eran un error inocente con nada más que consecuencias beneficiosas, pero el estado actual de sus compañeros le decía lo contrario.

Su agonía emocional era tan grande que tuvo que manifestarse como una condición física. Eso solía encontrarse en las etapas posteriores de algo como el duelo, donde un individuo afectado por la pena enfermaba después de un tiempo.

La mente es poderosa y no se debe subestimar.

Había un gran poder en los pensamientos —la Subclase de Kieran era prueba de ese concepto—, pero había aún más poder anidado en las emociones. La Clase de Kieran era evidencia de esa idea.

—¿Qué fue exactamente lo que hiciste? —preguntó Kieran después de adquirir de alguna manera su compostura. Aún llevaba su mueca de contrición, sintiéndose completamente responsable por la aflicción que sus compañeros estaban padeciendo.