Gabriel no pudo evitar fruncir el ceño. Era evidente que la mujer lo consideraba el heredero de la persona a la que pertenecía el esqueleto.
Ella tampoco estaba del todo equivocada. Aunque no conoció a esa persona cuando estaba viva, tenía sus huesos dentro de su cuerpo. Gabriel tenía todo lo que la persona había dejado atrás.
Si el Clan de Sangre en el Reino de los Infiernos era llamado heredero del Monarca de Sangre, entonces tenía sentido que él fuera llamado el Heredero de esa persona.
—¿Qué hace esta gema? —preguntó Gabriel, guardando el pequeño pedazo de piedra de manera segura en su almacén.
La mujer solo sonrió en respuesta. —Descubrirás su función cuando llegue el momento.
Al terminar, se dio la vuelta y comenzó a marcharse. —Es hora de que te vayas...
—¡Espera, tengo más preguntas! —exclamó Gabriel—. ¿Quién es esa persona? ¿Por qué estaba luchando contra el Monarca de Sangre? ¡Y muchas más!
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