—Alegría, entiendo que necesitas estabilizar tu lujuria, pero ¿tienes que hacerlo aquí? —preguntó Destino con una voz exasperada. Su hermana había estado frotándose en su amante dragónica durante un rato ya y los suaves gemidos que salían de sus bocas estaban perturbando su trabajo.
—¿Estás celosa? —Alegría frunció los labios mientras besaba a su amante y se sentó en el regazo de ella.
—¡¿Por qué iba a estar celosa!? —gritó Destino. En su laboratorio solo estaban ella, Alegría y su amante Jinka en este momento. Destino había llamado a Alegría para intentar hacer sus círculos mágicos más fuertes y rápidos y así poder crear otro golem que pudiera luchar contra los diablos.
—No actúes como si no supieras de lo que estoy hablando. ¿Quién fue el que te ayudó a crear a Atolie? Tú y yo sabemos que no fue solo tu sangre la que se añadió a la mezcla. —Alegría sonrió provocando que Destino frunciera el ceño.
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