Serge tenía una expresión oscura en su rostro mientras miraba la clínica desde una ubicación distante. Acababa de recibir una llamada de uno de sus subordinados diciéndole que algunos de sus camaradas habían sido asesinados y otros capturados por el Señor Harold Reynolds.
—¡Les dije a esos bastardos que fueran cuidadosos, pero no escucharon mis palabras! ¡Maldita sea! Si la Casa de los Reynolds informa a la Familia Imperial sobre esto, no podremos escapar de Ciudad León. ¡Deberíamos irnos ahora mientras aún tenemos tiempo! —Serge apretó los dientes mientras miraba con odio la clínica. Una y otra vez, la Casa de los Reynolds siempre había arruinado sus planes. Esta vez, no podrían continuar vigilándolos ya que la ciudad seguramente reforzaría su defensa.
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