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Infierno al Cielo

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Respiró profundamente y comenzó a buscar en su memoria recién adquirida.

Raydon, o al menos el cuerpo con el mismo nombre que él, parece ser el hijo lisiado de 17 años de la noble familia Demugen.

Debido a una enfermedad congénita no identificada, sufría de enfermedad mental y era incapaz de pensar. Como resultado, solo era capaz de masticar, respirar y usar algunas otras funciones motoras. Al final su familia lo había expulsado del señorío y lo había arrojado a los barrios bajos para que no manchara su nombre.

—Como este cuerpo ha estado viviendo como un cascarón vacío hasta ahora, no hay suficiente información sobre este mundo en su memoria, pero... —Raydon expresó su decepción, pero tenía una extraña sonrisa en su rostro.

Debido a que este cuerpo era un completo idiota, no había aprendido nada, y la gente a su alrededor no se había molestado en enseñarle nada, aún así Raydon podía recordar algunas de las conversaciones de las personas que lo rodeaban en la memoria de este cuerpo.

Usando parte de la información que había descubierto en su memoria, pronto se dio cuenta de la emocionante verdad.

—Supongo que realmente estoy en un mundo similar a un juego. —La sonrisa en su rostro se ensanchó.

Con un pensamiento, llamó al panel de estado de nuevo y revisó el tiempo restante.

[Tiempo hasta el despertar: 00:00:36]

Raydon empezó a sentir presión en su pecho a medida que pasaban los segundos. Su cuerpo comenzó a temblar ligeramente a medida que su corazón latía cada vez más rápido.

Raydon pensó por un momento. ¿Cuándo fue la última vez que tuvo estas reacciones?

Acababa de suicidarse, había acabado con la vida de alguien más, y había muerto. Pero, a pesar de todo, no se había sentido así.

Lo que sentía, Raydon lo entendía perfectamente. Recordaba la vez en uno de los juegos que había jugado antes, cuando tuvo que enfrentar a innumerables enemigos frente a innumerables espectadores.

Era la misma sensación que sentía en ese momento.

Emoción.

La emoción del desafío entrante.

Una sonrisa que ni siquiera se dio cuenta que había aparecido en su rostro. La sonrisa de la cual Raydon no era consciente, pero que le había ganado el apodo de "segador sonriente" por parte de sus oponentes.

Tiempo hasta el despertar: 00:00:03

Tiempo hasta el despertar: 00:00:02

Tiempo hasta el despertar: 00:00:01

Tiempo hasta el despertar: 00:00:00

La visión de Raydon se oscureció completamente una vez que terminó la cuenta atrás. No había perdido la conciencia, pero parecía haber perdido el oído y la vista. Raydon sentía como si no se hubiera movido en absoluto de donde estaba.

Pronto se dio cuenta, sin embargo, de que había sido teletransportado a otro lugar, completamente desprovisto de luz y sonido.

Miró alrededor, esperando encontrar algo, y de hecho encontró algo. Un par de ojos, más oscuros que la oscuridad y aparentemente gigantes, lo observaban desde las sombras.

Cuando los ojos de Raydon se encontraron con los de este ser, sintió una presión increíble. Era como si toneladas de peso estuviesen aplastando todo su cuerpo.

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Al principio, jadeó, como si hubiera olvidado cómo respirar. Ya no pudo soportarlo y cayó de rodillas, poniendo sus manos en el suelo.

Aprietó los dientes e intentó con todas sus fuerzas resistir la presión, pero justo cuando todos los esfuerzos estaban a punto de dar fruto, un diferente tipo de dolor golpeó fuertemente su cuerpo. Comenzó a sentir como si su cuerpo estuviera siendo atravesado por millones de agujas.

Cerró los ojos fuertemente, tratando de disminuir el dolor en sus ojos.

Abandonó la respiración que había logrado tomar después de mucho esfuerzo porque cada una agravaba la sensación de picazón en su garganta.

Aprietó los dientes tan fuertemente que estaban crujiendo. Cada gota de la sangre que se filtraba de las comisuras de su boca sobre sus manos apuñalaba sus sentidos como un cuchillo.

Raydon quería gritar por el dolor y la presión en su cuerpo, pero ni siquiera pudo gemir.

Si pudiera pensar lógicamente en este momento, probablemente todo lo que pensaría es que el dolor que está experimentando ahora es mucho peor que cualquier dolor que haya experimentado antes.

Justo cuando la presión y el dolor que sentía lo empujaban al límite, una voz resonó en su cabeza.

—Sometete a mí.

La mente de Raydon resonó tanto como resultado de la única frase de la criatura desconocida que una fuerte emoción comenzó a surgir en su interior.

Raydon resistió la presión y enderezó gradualmente su espalda. No le importaba el dolor agonizante que acompañaba cada movimiento de su cuerpo. Esa emoción era todo lo que le importaba, y dominaba todo lo demás.

Raydon se levantó lentamente y con dificultad, sin saber cuánto tiempo tomó, pero pronto estaba de pie nuevamente. La sangre que goteaba de las comisuras de su boca ahora formaba un pequeño charco en el suelo.

Ignoró su cuerpo tembloroso y levantó lentamente la cabeza, haciendo contacto visual con ese ser una vez más.

La expresión de dolor en la cara de Raydon no estaba presente esta vez. Tenía la cara tranquila, pero también había una mirada irritada en sus ojos.

Miró al ser con su mirada de disgusto, como si mirara a un insecto, y su tono sofocado resonó en este oscuro espacio que no tenía sonido.

—Deja de mirar con esos ojos sucios, criatura baja.

Estas palabras no eran el último esfuerzo desesperado de un hombre por mantener su orgullo; más bien, eran una orden de un ser superior a un ser más inferior.

Asombro y miedo se podían ver en esos ojos sin alma, que antes habían estado carentes de emoción.

Desafortunadamente, Raydon debe haberse quedado sin energía antes de notarlo porque colapsó en el suelo y quedó inconsciente.

***

El sonido de pájaros felices lo saludó a Raydon cuando abrió los ojos. La suave y cálida luz del sol iluminaba la cara de Raydon mientras pasaba a través de las innumerables hojas de los árboles que cubrían el bosque.

Raydon se levantó a regañadientes de la suave hierba en la que estaba acostado.

El sonido de los pájaros cantando, el susurro de las hojas causado por una ligera brisa, y la luz vivificante del sol que brillaba a través de las hojas y caía al suelo hacían que todo pareciera ser perfecto.

Raydon sintió como si recientemente hubiera sido un residente del infierno y que todos sus pecados hubieran sido perdonados, permitiéndole entrar al cielo.

Estaba a punto de tomarse un respiro para disfrutar el momento cuando sintió una presencia detrás de él. Cuando se dio la vuelta, vio a cuatro personas mirándolo con desdén.

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