—¿Qué me hiciste? —preguntó Evelynn con una voz extremadamente plana.
No había ni una pizca de emoción en su voz, lo que sorprendió tanto a Aiden como a Anna.
La razón por la que Aiden estaba sorprendido era simple, usualmente los efectos de esa habilidad eran temporales ya que la mayoría de las veces la gente se enfadaba mucho con él solo unos segundos después de haberla usado.
Pero por alguna razón, eso no ocurría aquí ya que Evelynn estaba recuperando sus emociones, manteniendo una cara impasible.
Anna parecía extremadamente impresionada, con los ojos muy abiertos. —¿Cómo haces esto? ¿Puedes enseñarme?
Esas preguntas salieron de su boca sin que ella quisiera decirlas en voz alta. Era simplemente muy importante.
—Eh... No puedo enseñarte, es una técnica secreta, pero aun así, debería darte una idea de por qué tu personalidad cambia de vez en cuando —dijo Aiden mientras lentamente retiraba su mano de la cabeza de Evelynn, ya que no le gustaba verla así.
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