Con una ligera risa, Nora dijo:
—Mi señor, mientras usted tenga un plan, está bien. Solo me preocupa que después de todos sus arduos esfuerzos, podría terminar siendo en vano.
Howard explicó:
—Hay un dicho que suena bastante cierto: si albergas deseos, inevitablemente enfrentarás desilusiones. Pero sin deseos, la desilusión no puede encontrarte. Respecto a esta tarea asignada por Mibo, no albergo ansias urgentes. Si se logra, que así sea; si no, pues también. No tengo prisa por eliminar a Hof, pero si Hof desapareciera de mi vista, no estaría triste. Ganar de manera fácil el favor de Mibo me parece un trato rentable.
Nora sonrió y cambió de tema, ya no discutiendo este asunto. En cambio, comenzó a hablar de otras cosas. Howard escuchaba, sin mostrar signos de impaciencia o irritabilidad. Pacientemente atendía las consultas de Nora y la dirigía en sus tareas posteriores.
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